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Reportaje:

¿Es posible medir el alma?

Un físico británico propone técnicas de laboratorio para cuantificar el espíritu

En una etapa más del interminable debate sobre si es posible o no reconciliar la ciencia con la religión, un físico inglés ha propuesto aplicar técnicas avanzadas de laboratorio para medir el alma y someter a pruebas cuantitativas algunas ideas teológicas. La propuesta ha partido de David E. Jones, más conocido por su seudónimo Daedalus (Dédalo). Como tal, desde 1964 ha divertido a sus lectores en su columna semanal de la revista científica Nature, en la que combina ideas científicas perfectamente ortodoxas con aplicaciones que bordean lo escandaloso. Su humor, muy británico, aligera las serias páginas de la revista cada semana.Una vez, Jones construyó una bicicleta de aspecto normal pero ligeramente desequilibrada, que diseñó de forma que era imposible montarla. Otro de sus logros fue la construcción de una máquina de movimiento continuo con una trampa que muchos de sus colegas científicos no pudieron descubrir. Jones también hace investigaciones serias, aunque normalmente en campos que no están de moda. Una de ellas obtuvo el resultado de que el arsénico presente en el papel de la pared de la casa de Santa Elena donde estuvo exiliado Napoleón pudo acelerar su muerte.

Aparatos complicados

El peso de las almas es un concepto que procede de muy antiguo. Los dioses egipcios Anubis y Thoth pesaban los corazones de los muertos con plumas, y si eran demasiado pesados eran devorados por un monstruo. Pero la sugerencia de Jones implica aparatos más complicados que una simple balanza.Jones sugiere la aplicación de transductores piezoeléctricos, aoelerómetros inerciales y otros instrumentos a los moribundos para medir la dirección, velocidad y el spin del alma cuando deja el cuerpo, produciendo una reacción en sentido contrario de éste. Además, la variación del peso del cuerpo proporcionaría la masa del alma.

El spin es una propiedad cuántica de las partículas subatómicas; el de los quarks y leptones, los componentes más pequeños conocidos de la materia, es 0,5, mientras que el de las partículas transportadoras de las fuerzas, como las de la luz, es un número entero. "La teología tradicional no dice nada sobre el spin del alma", escribió Daedalus recientemente en Nature, "cuando podría predecir que el alma de un pecador partiría hacia abajo y podría pesar menos que la de un creyente virtuoso".

El alma del feto

La propuesta de Daedalus para medir las propiedades físicas del alma sigue a un largo y vivaz intercambio de cartas en Nature sobre la religión y temas relacionados con ella.Fue la sugerencia de investigar la religión científicamente, surgida durante esta polémica, lo que hizo que Daedalus propusiera la medida del alma. Estas medidas, según él, también aclararían el tema del aborto. La aplicación de un detector de almas a las mujeres embarazadas permitiría a los investigadores comprobar la teoría de muchos teólogos según la cual el alma penetra en el embrión una semana o así después de la concepción, cuando ya se ha dividido, en caso de gemelos.

"Esta claro que vale la pena", señala Daedalus, "establecer este momento de forma exacta. Si el alma entra en el feto cuando el embarazo está avanzado, los argumentos religiosos sobre la contracepción y el aborto en las primeras semanas quedarán refutados".

Volviendo a la polémica, en octubre pasado, por ejemplo, Hermann Bondi, antiguo científico jefe del ministerio de Defensa británico, dijo en una carta a la revista que ya que las religiones más importantes del mundo se contradicen unas a otras, "un gran número de los creyentes tiene que estar equivocado". Añadía: "La variedad de religiones es una fuerza divisiva terrible en los asuntos humanos. Cuanto menos tengamos en cuenta este factor, mejor para todos. Esto es especialmente relevante para los que trabajan en una empresa universal y mundial como es la ciencia".

La carta de Bondi produjo una avalancha de respuestas. lan Goldby, del laboratorio Cavendish de la universidad de Cambridge (Reino Unido), replicó: "Lo mismo que el bombardeo del World Trade Center en Nueva York fue una mala aplicación de. la ciencia de los explosivos, los desastres tales como el de Waco se deben a graves distorsiones de ideas religiosas seleccionadas".

Otro lector, Thomas Scott, comentó: "Sí, la religión se ha pervertido a veces, pero también la ciencia, y este abuso dice más sobre la caída de la naturaleza humana que sobre la religión o la ciencia".

Uno de los que contribuyó al debate fue Brian Josephson, premio Nobel de Física en 1973, creyente en el espiritualismo. "Cualquier estudio científico de la religión", escribió el pasado mes de abril en Nature, "debería tener en cuenta el hecho de que un tema central de la religión (si se excluyen las variantes patológicas) es el intento de maximizar la bondad humana". Y añadió: "Creo que las prácticas religiosas tienen en parte una base genética, en la que participan genes relacionados con la capacidad potencial de hacer el bien".

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