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Dioses de acero

Ford, GM y Chrysler forman un frente común en el intento de retomar el timón mundial del sector

Antonio Caño

En un despejado horizonte económico la industria norteamericana del automóvil comienza a salir de la crisis. ¿O debería formularse al revés? Si siempre se ha dicho que cuando Detroit -centro operativo de las empresas de automoción norteamericanas- estornuda, todo Estados Unidos se resfría, tal vez sería justo afirmar ahora que la recuperación de los tres grandes del sector, General Motors, Ford y Chrysler, impulsa el crecimiento de toda la economía del país.La industria del automóvil ha atravesado en los últimos cinco años lo que ha sido considerado como el peor momento de su historia. Pero, incluso en esas condiciones, los coches de Estados Unidos siguen imponiendo su ley frente a europeos y japoneses. Casi el 34% de los automóviles que se venden en el mundo son norteamericanos, frente al 27% procedentes de Japón y el 21% de firmas europeas. Esas diferencias, recortadas en los últimos años, pueden aumentar de nuevo ahora como consecuencia de la recuperación de la industria en Estados Unidos y de la crisis de sus mayores competidores.

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Las tres principales compañías del automóvil presentaron resultados positivos en los últimos meses de este año, bien con beneficios netos, como Chrysler y Ford, o con pérdidas cuantiosamente inferiores a las del ejercicio anterior, como General Motors, la mayor empresa de automóviles del mundo.

Los factores que explican esta recuperación son varios: La recesión de los últimos dos años había envejecido notablemente el parque automovilístico estadounidense, tradicionalmente uno de los de más rápida renovación entre los países desarrollados. El promedio de edad de los coches que en estos momentos circulan por las carreteras norteamericanas es de nueve años, lo que constituye la peor cifra desde los años cincuenta. El 37% de esos coches tiene más de 10 años de uso, comparado con sólo el 23% que superaban la década en 1982. Es el. momento apropiado para una renovación a fondo del parque automovilístico y, por tanto, para un aumento importante en las compras.

Reformas de Clinton

El consumidor norteamericano muestra en la actualidad mucha mayor disposición a gastar dinero que 12 meses atrás. Los bajos tipos de interés han acabado por mejorar el poder adquisitivo de los ciudadanos, que se muestran también emocionalmente más confiados en la situación económica después de las reformas emprendidas por el Gobierno presidido por Bill Clinton.

Como consecuencia, el número de coches y camionetas vendidos en Estados Unidos a lo largo de este año ha crecido el 9% para llegar a superar la cifra de 13 millones de unidades, casi dos millones más que en 1992. Esa cifra aumentará todavía cuando se incluyan los automóviles vendidos en diciembre. Los analistas de Detroit consideran, sin embargo, que los productores tienen que hacer todavía un esfuerzo en la contención de precios para aumentar las ventas. Los coches norteamericanos son todavía más caros que los japoneses, aunque la diferencia se ha recortado en el último año, en parte gracias a la situación económica japonesa y al fortalecimiento del yen, y en parte también debido a los esfuerzos hechos por la industria norteamericana para reestructurar su sistema de producción y abaratar sus costes.

Las tres grandes empresas estadounidenses emprendieron hace dos años programas de reestructuración que incluyeron despidos masivos de trabajadores. Como ejemplo de ese proceso, General Motors tiene hoy a 2.000 personas trabajando en sus oficinas centrales, que antes ocupaban a 13.000. El plan de General Motors pretenden reducir el número de concesionarios de 9.000 a 2.000. En total, esa compañía planea reducir su plantilla para 1995 en 74.000 trabajadores. La industria del automóvil en su conjunto perdió en Estados Unidos entre 1985 y 1991, como consecuencia de la crisis del sector, cerca de 100.000 puestos de trabajo. Los analistas estiman que, cuando los actuales planes de reducción de plantillas estén terminados, esa cifra como mínimo se habrá doblado.

El coste de esos planes de reestructuración impidió que los resultados de las empresas en este año presenten todavía signos demasiado positivos. Con el plan diseñado por el famoso ejecutivo español José Ignacio López de Arriortúa, General Motors tuvo que destinar, por ejemplo, 589 millones de dólares a indemnizaciones de trabajadores despedidos. Descontando tanto esa cantidad como los 444 millones de impuestos que GM se ahorró como consecuencia de la reducción, la compañía hubiera presentado este año unos beneficios de 176 millones de dólares, una cantidad modesta, pero enorme si se compara con los resultados de los últimos años.

Beneficios netos

El balance es igualmente bueno para Chrysler, que consiguió en el tercer trimestre unos beneficios netos de 423 millones de dólares, y, sobre todo, para Ford, que obtuvo 463 millones de dólares y se convirtió en la única empresa de automóviles nacionales o extranjeros que aumentaba apreciablemente su porción en el mercado norteamericano.

El control del mercado interior sigue siendo, en opinión del presidente de GM, John Smith, "el principal reto de la industria". General Motors ascendió muy ligeramente en ese apartado para representar hoy el 37,1% del total de los coches vendidos en Estados Unidos, pero la presencia japonesa aún es amenazadora. Honda ha llegado a alcanzar la segunda posición de ventas en el mercado norteamericano.

La reestructuración de la industria estadounidense está obteniendo también resultados beneficiosos en lo que se refiere a la calidad del producto y su capacidad de competir con los japoneses. Una de las razones del éxito japonés, además del precio, era el diseño de los modelos que estaban en el mercado. En los últimos dos años, las compañías estadounidense se han adaptado a los nuevos tiempos con coches mucho más pequeños, con más instrumentos de seguridad y una línea de corte más europeo.

Esto ha permitido también un incremento de la ventas norteamericanas en América Latina y Europa. Las ventas de coches estadounidenses en el mundo en este año han supuesto ingresos de 24.500 millones de dólares, lo cual constituye un incremento en el tercer trimestre del año de 1.200 millones de dólares sobre el mismo periodo del año anterior.

Como consecuencia del Tratado de Libre Comercio (TLC), Ford ha previsto aumentar sus ventas el próximo año en México, de 1. 500 a 25.000 vehículos. Las tres grandes firmas del sector calculan obtener un incremento de sus ventas en México para 1994 de 6.000 a 60.000 coches y camionetas. Ya en la primera mitad del año pasado, las ventas de General Motors en América Latina crecieron el 32% en conjunto.

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