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Los madrileños quieren que su rey alcalde se quede en la Puerta del Sol

120.000 ciudadanos han depositado su voto

Vicente G. Olaya

La Puerta del Sol contará, por decisión popular, con una estatua más: la de Carlos III a caballo. El 44% de las personas que han votado en la consulta popular organizada por el Ayuntamiento de Madrid para buscar un emplazamiento adecuado a la efigie ecuestre del monarca se han decantado por este céntrico lugar de la capital. A falta de resultados definitivos, que se conocerán el lunes, unos 120.000 madrileños han participado en este curioso referéndum que comenzó el día 13 de diciembre y acabó ayer.

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Casi la mitad de los votantes se decantaron por la Puerta del Sol (52.800 votos); el 30%, por la Puerta de Alcalá (36.000 votos), y menos del 9% por el paseo del Prado (unos 10.000 votos). El resto de las opciones (plaza de la Armería y Red de San Luis), incluidas las que podían señalar libremente los ciudadanos, no superaron ninguna los 5.000 votos.Entre estas últimas destacan, por su originalidad, las de madrileños que prefirieron lugares tan extraños como "la portería local del estadio Santiago Bernabéu" o el bar Mi Patio, especializado en patatas bravas. También hubo visitantes que pidieron que la estatua fuese llevada a Tuy (Pontevedra), Frain Kaxko (Navarra) o Villanueva de los Infantes (Ciudad Real).

Las previsiones de la empresa municipal Promadrid, organizadora del referéndum, pronto quedaron superadas. Los 60.000 participantes previstos se convirtieron, después de 14 días de consulta (entre el 13 y el 26 de diciembre), en más de 120.000 votantes. Pedro Ortiz, concejal y presidente de Promadrid, se mostraba sorprendido por la alta participación: "Tuvimos que imprimir miles de papeletas más porque el referéndum fue aceptado mejor de lo que esperábamos".

En las votaciones no se ha tenido en cuenta la posibilidad de que un ciudadano pueda votar varias veces por la misma o distinta opción sin que nadie se lo prohibiese. Un policía municipal cuyo destino se encuentra cercano al lugar donde estaba ubicado la estatua señalaba: "Estoy votando todos los días para que se la lleven a la Puerta de Alcalá porque no quiero que, además de esta zona, me toque cuidar del caballito. Es lo que me faltaba".

El Ayuntamiento tendrá en cuenta la decisión de los madrileños, aunque ésta no será vinculante porque, según Pedro Ortiz, "podría haber sido elegido cualquier extraño lugar y nos veríamos en la obligación de aceptarlo". El concejal afirma que, no obstante, las votaciones determinarán, en gran medida, el emplazamiento definitivo.

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A lo largo de las jornadas en las que ha estado expuesta la estatua se han sucedido las anécdotas. Uno de los vigilantes de seguridad que la custodian asegura que "ha venido gente incluso repartiendo pasquines". En ellos, un ciudadano pedía que Carlos III fuese trasladado al paseo del Prado porque así era su deseo.

Si todos opinan, el rey ilustrado no quiso ser menos. El viernes 17 de diciembre, el Ayuntamiento instaló una emisora en pruebas en la estatua. Gracias a ella, los madrileños que portaban una radio, y sintonizando una frecuencia municipal, podían escuchar un mensaje grabado de la estatua. "Muchos se acercaron para ver si el caballo movía la boca. Decían que lo habían visto en la tele", asegura el vigilante.

Si bien la escultura del monarca no lleva incorporado el movimiento de labios del caballo, si llevará a futuras generaciones los deseos de los madrileños. En su interior se guardará una "cápsula del tiempo", que recogerá, en microfilme, todos los mensajes que los vecinos de la ciudad quieran dejar para sus descendientes. Las misivas pueden ser enviadas todavía, y hasta el 6 de enero, a la sede de Promadrid, en la calle Conde Duque, 9-11. La cápsula del tiempo se abrirá en el año 2188, coincidiendo con el cuarto centenario de su muerte.

La escultura ecuestre está basada en la atribuida a Juan Pascual de Mena, realizada en 1780 por encargo del propio Carlos III. Para la realización de la obra actual, sus autores, Eduardo Zancada y Migual Ángel Rodriguez, han contado con el asesoramiento de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Se trata de una escultura de 4,35 metros de altura y un peso aproximado de dos toneladas y media.

Estribos cambiados

La exposición de la estatua recuperó, desde el primer día, las tertulias en Madrid. Cientos de ciudadanos se agolparon a los pies de la escultura a discutir los emplazamientos más idóneos para el monarca ilustrado, imperfecciones de la estatua o el tamaño de los genitales del caballo. Algunos, incluso, aventuraron la posibilidad de que los estribos del caballo estuviesen mal colocados. Una persona, que se identificó como profesor de equitación, afirmaba que las correas de los estribos, tal y como estaban colocadas, impedirían al animal moverse. "Las cintas le rozan en los costados, por lo que pronto se le provocarían heridas que impedirían que el animal se moviese", decía. El especialista aseguraba que el monarca había metido por el lado contrario el pie en el estribo.

En Promadrid ayer se desconocía este detalle. "Se ha seguido fielmente el modelo atribuido a Juan Pascual de Mena. Sólo se ha cambiado el rostro del monarca porque daba una sensación de "excesiva obesidad", afirman. En el caso de otra de las estatuas famosas de Madrid, la del general Espartero, los estribos no rozan al équido. Una gran silla de montar impide que se produzca la fricción con el metal.

El coste de la escultura ha sido de 23 millones de pesetas, y el de la exposición, tres millones y medio. La estatua ecuestre será trasladada a las doce de la noche de hoy a los talleres municipales de San Blas. En esa estancia permanecerá hasta que se la dote de un pedestal apropiado y el Ayuntamiento decida el emplazamiento definitivo del mejor alcalde de Madrid.

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Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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