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Sólo 50 de las 2.000 hectáreas del parque nacional de la Tablas de Daimiel tienen agua

El Icona considera que el humedal manchego necesita 600 hectáreas inundadas

Nunca la situación fue peor. El suave paisaje de tonos ocres del Parque Nacional de las Tablas de Daimiel, en Ciudad Real, presenta un aspecto desolador. La sequíade los dos últimos años está matando- este insólito humedal manchego. Los datos -confirmados con un simple paseo- son alarmantes. De las 2.000 hectáreas que tiene el parque, únicamente 50 están inundadas. Los expertos del Instituto para la Conservación de la Naturaleza (Icona), órgano que lo gestiona, consideran que el mínimo para mantener este ecosistema sería de 600 hectáreas con agua.

En marzo de 1992 la superficie inundada era justamente de 600 hectáreas, que representaba ya menos de la mitad de la superficie cubierta en años anteriores. Ahora, la falta de lluvias y el corte del agua que llegaba del trasvase Tajo-Segura están convirtiendo las tablas fluviales en tierra cuarteada con carrizo seco. "Si esta situación se prolonga, el deterioro será irreversible", dice la directora del parque nacional, María Jesús Sánchez Soler. "Necesitamos agua urgentemente para salvar el parque, nuestra esencia y nuestro futuro", reclama José Manuel Díaz Salazar, el alcalde socialista del pueblo de Daimiel, junto al parque. "El parque, o recibe agua ya, o buena parte de su flora y fauna desaparecerán sin remedio. Urgimos a la Dirección de Obras Hidráulicas, dependiente del Ministerio de Obras Públicas, a ordene a la Comisión del Trasvase Tajo Segura que aporte agua inmediatamente al parque".La petición que ha hecho el Patronato de las Tablas de Daimiel ha sido de 10 hectómetros cúbicos para 1994 (cada hectómetro cúbico son 1.000 millones de litros). Juan Manuel de Benito, subdirector general de Espacios Naturales, aún considera que esa cantidad es escasa. Calcula que lo idóneo sería que al final del invierno el parqué estuviera inundado en un 40% de su superficie.

La derivación de caudal del trasvase hacia las Tablas de Daimiel se regula por una ley de 1987, que permite desviar hasta 60 hectómetros cúbicos en tres años. Las primeras aguas del trasvase llegaron en 1988 (12 hectómetros cúbicos); en 1991 llegaron más de 17; en 1992, sólo 6,5; en 1993 nada, hasta que ayer el MOPMA ordenó el trasvase de 10 héctómetros cúbicos de agua "de la cabecera del Tajo con destino exclusivo al parque nacional de las Tablas de Daimiel", según un comunicado ministerial.

17.000 carpas muertas

Ahora, sin lluvias, el parque se mantiene en un mínimo de agua en la zona de los visitantes conseguida a través de pozos "Se están produciendo cambios alarmantes en el ecosistema", señala la directora. "En octubre han muerto 17.000 carpas, con todos los problemas que eso implica para las garzas y las nutrias". Las 25.000 anátidas que invernaban en los últimos años en la zona se han reducido este año a la quinta parte.

La causa principal de la agonía de las Tablas es la sobreexplotación del acuífero que les daba vida; una especie de enorme bañera subterránea sobre la que están asentados 30 pueblos manchegos. La incontrolada extracción de agua para regadíos (se pasó de las 30.000 hectáreas regadas en 1974 a las 150.000 de 1991) lo ha agotado. En el último decenio se sacaban 600 hectómetros cúbicos de agua por año, cuando su capacidad de regeneración es de 340. Para conseguir su recuperación se ha puesto en marcha en marzo un plan de 16.000 millones de pesetas para cinco años, subvencionado en un 75% por la Comunidad Europea. El plan concede compensaciones a los agricultores que abandonen, total o parcialmente, el regadío. Ya se han acogido al plan agricultores que cultivan 50.000 hectáreas.

"La respuesta es muy esperanzadora", señala Pedro Avilés, primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Daimiel y ex presidente del patronato del parque. "Pero hay que adoptar otras medidas transitorias urgentes; porque, si no, corremos el peligro de que cuando llegue el médico se haya muerto el enfiermo".

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