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La galería Sen vuelve a reunir al grupo de artistas que comenzaron hace 24 años

Son 24 años menos jóvenes, pero siguen siendo siete artistas unidos por la amistad y la fidelidad. En este mes de diciembre, la galería Sen, de Madrid, cumple 24 años. En esa primera temporada, la galerista Eugenia de Súñer presentaba la primera colectiva con, por orden alfabético, Luis Fernando Aguirre, Alfredo Alcaín, Luis Delacámara, Luis Gordillo, José Miguel Rodríguez, Eduardo Úrculo e Isabel Villar. Ahora, los mismos artistas vuelven a bajar al sótano de Núñez de Balboa, 37, para exponer sus últimas pinturas. Una cita que los ha juntado en la sala cada ocho años.

"Estoy muy satisfecha por poder reunir de nuevo a estos pintores y deseo lograr hacerlo en el próximo siglo", dice Eugenia de Súñer en el catálogo de la exposición. En el folleto de la primera exposición de 1970 no había ninguna presentación. La galerista venezolana (" soy sudaca", dice) había llegado a España en 1955, y en diciembre de 1969 abre una galería, con un nombre que trastoca las iniciales de su nombre y apellidos, y elige una línea figurativa.El acercamiento y la amistad con los artistas son las señas de la galería, que en su primera colectiva de mayo de 1970 reúne a Aguirre (Villaviciosa, 1935), Alcaín (Madrid, 1936), Delacámara (Madrid, 1942), Gordillo (1934), Rodríguez (La Habana, 193 l), Eduardo úrculo (Santurce, 1938) y Villar (Salamanca, 1934).

Cada ocho años, Eugenia de Súñer ha vuelto a reunir a los mismos pintores; en 1978 con la exposición 7 + 8 y en 1985 en 16 años-7pintores.

Años dinámicos

"Los años setenta fueron muy dinámicos y la colectiva no reflejaba ningún grupo o tendencia", dice la galerista. "Era una exposición ecléctica unidos por la figuración, pero sobre todo por la amistad. Eran pintores que había conocido en esos meses y desde entonces mantenemos una fidelidad. En esta cuarta colectiva vemos que siguen trabajando y pintando, y que lo hacen bien. Todos siguen subiendo en calidad".Para Luis Gordillo es un septeto sentimental", que a , traviesan el tiempo unidos por la pintura. "No nos vemos mucho, pero guardamos mucho cariño. En aquel momento éramos muy jóvenes y desde entonces nos siguen uniendo Eugenia y la galería. Yo estaba en la figuración y a principios de los setenta pintaba con mucho color. Cada uno ha ido haciendo su obra. Algunos no han tenido suerte, pero siguen haciendo su obra con una ilusión enorme. En España se piensa que todos los artistas son millonarios, y, salvo tres o cuatro, la inmensa mayoría son tíos completamente heroicos, y en esta exposición los hay. No han tenido un gran apoyo de la crítica, pero hacen una obra extraordinaria y de enorme honestidad. Lo importante es que estamos aquí y que a todos nos gusta la pintura".

Alfredo Alcaín presentó en la primera colectiva dos altares corpóreos, objetuales, "altarcitos algo morbosos, con exvotos de cera y estampas"; ahora hace bodegones escuetos, sobrios. "En general, ahora nos vemos en las pinturas más alegres, con un tono más optimista y una expresión de mayor viveza, con más limpieza, economía de medios y más directos que en los años setenta", señala. Luis Delacámara des taca "la cosa amistosa, sin competitividad, cada uno evolucionando en su trabajo hasta el punto de tratarse de siete tendencias".

Isabel Villar ofrece un adelanto de su exposición individual que tendrá lugar en mayo en la misma galería. También destaca la amistad con Eugenia de Súñer y los pintores, algunos de ellos compañeros de estudios en Bellas Artes. En Sen hizo su primera exposición, unas mujercitas, que han ido evolucionando "sin apenas cambiar".

"Mi pintura es como una necesidad de contraste de todo lo que me rodea, como una autodefensa en el mundo, el deseo de una naturaleza más limpia, unos jardines idílicos, utópicos", dice Isabel Villar.

Luis Fernando Aguirre recuerda los comienzos, cuando en Madrid se podían establecer "relaciones cordiales" entre artistas. Desde ese momento se fomenta la amistad y las charlas sobre arte, en las casas y en los estudios, sin voluntad de formar un grupo. "Hay un buen hacer profundo y respetado".

Eduardo Úrculo pintaba desnudos escenográficos; ahora desnuda la fruta, con unos bodegones de dibujo académico. "Me sorprende la evolución individual de cada uno; todos hemos ido cambiando en nuestro trabajo. Yo sigo con los temas de viajeros, la ciudad, equipajes; pero últimamente hago también bodegones al pastel. Estoy dibujando mucho, el dibujo como línea y en gran formato. En la pintura moderna se ven muy pocos dibujos de pintores".

José Miguel Rodríguez, de origen cubano y padres españoles, inauguró la galería con una exposición de sus obras. Eugenia de Súñer señala que aportaba una imagen "muy tropical". Más tarde entró en la colectiva con su mundo barroco. "Son buenas personas y son buenos pintores, y las dos cosas son importantes".

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