Cuatro muertos en una rebelión en la provincia argentina de Santiago del Estero
En un estallido de violencia seguido de rebelión popular, que se prolongó durante todo el día de ayer, murieron al menos cuatro personas en Santiago del Estero, capital de la provincia del mismo nombre, situada a unos 900 kilómetros al norte de Buenos Aires. Hay un centenar de heridos, algunos de extrema gravedad. Masas enfurecidas incendiaron y saquearon casas de políticos. La sede del Gobierno provincial, de la asamblea legislativa, de los tribunales y el archivo histórico de la provincia quedaron arrasados o fueron pasto de las llamas.En la sede del Congreso en Buenos Aires se esperaba decidir la intervención federal de la provincia de Santiago del Estero, en el momento de transmitir esta crónica. El ministro del Interior, Carlos Ruckauf, declaró en Buenos Aires que se habían encontrado cuatro cadáveres calcinados en la sede del Gobierno provincial.
La rebelión de la Argentina profunda, que vive la crisis económica derivada de la política de ajuste, estalló en Santiago del Estero, tras varios días de incidentes en otras provincias. En La Rioja, provincia natal del presidente peronista Carlos Menem, se celebraron manifestaciones de protesta contra la legislación que trataba de reajustar las plantillas de funcionarios públicos.
El estallido más grave se produjo ayer en Santiago del Estero, capital de una de las provincias más pobres de Argentina. Más de la mitad de la población activa de la provincia son funcionarios públicos, que no cobraban sus sueldos desde hace tres meses. El anuncio de que sólo les pagarían noviembre y el resto se convertiría en un crédito, sin fecha para su pago, desencadenó la violencia. Santiago del Estero es una provincia de más de 130.000 kilómetros cuadrados, una extensión mayor que Andalucía y Extremadura, y viven allí 650.000 habitantes, menos que Sevilla. Se trata de una zona subdesarrollada, con enfermedades endémicas como el mal de chagas. Los amotinados gritaban enardecidos "¡tenemos hambre!", arrasaban todo a su paso y destrozaban bustos y cuadros hasta de la mismísima Eva Perón.
