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Observaciones de vida y muerte en el universo

Un halo alrededor de una estrella supernova cuya explosión se vio en la Tierra en 1987, una tormenta en Saturno, galaxias en formación, indicios de agujeros negros y de sistemas planetarios son algunas de las observaciones realizadas por el telescopio espacial Hubble en sus tres años de funcionamiento, a pesar de los defectos que tiene y que ahora se van a intentar reparar. El hecho de que se encuentre fuera de la atmósfera terrestre, que actúa como un velo interpuesto entre los objetos observados y los telescopios, y que pueda, por tanto, observar también en el rango de la radiación ultravioleta son algunas de las ventajas del avanzado instrumento, con el que apenas han trabajado astrónomos españoles.Tras descubrir el defecto del espejo principal, los científicos se pusieron a trabajar y encontraron remedios. Sin la perturbación de la atmósfera, las imágenes del telescopio son muy estables y se les pueden aplicar técnicas de reconstrucción matemática. Para objetos brillantes, el telescopio funciona perfectamente, y por eso durante estos tres años se ha dirigido sobre todo hacia objetos del sistema solar y cercanos a él. Los resultados han sido variados y a menudo interesantes. En muchos casos se han limitado, sin embargo, a obtener mejores imágenes y datos de áreas y objetos celestes ya estudiados desde los observatorios terrestres ópticos y de radio, pero empiezan a dar una visión más completa de la vida y la muerte en el universo.

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-Cruz de Einstein. Se ha obtenido la mejor imagen hasta el momento de la Cruz de Einstein, un fenómeno ligado a la teoría general de la relatividad, según la cual los rayos de luz se curvan en la proximidad de un objeto muy masivo, como una galaxia o un cúmulo de galaxias. Cuando un objeto así se interpone entre la Tierra y otro muy brillante y lejano, como un cuásar, lo que se ven son cuatro imágenes casi simétricas del cuásar con el objeto masivo en medio, formando una cruz.

Este fenómeno, una lente gravitacional, tiene también implicaciones cosmológicas, ya que permite observar mejor objetos muy lejanos y da datos sobre la materia oscura que se supone forma la mayor parte de la lente.

- La luna de Plutón. La gran capacidad de resolución del telescopio ha permitido observar claramente Charon, luna de Plutón, como cuerpo separado del planeta y descubrir que su densidad es muy diferente.

- El tiempo en los planetas. Marte, Júpiter y Saturno han sido observados por el telescopio con una gran precisión, sólo obtenida hasta ahora por las sondas espaciales que se han acercado a ellos, con la ventaja de que puede hacer observaciones periódicas de una misma zona de interés.

- Evolución estelar. El estudio de áreas de la Vía Láctea en las que existen estrellas muy jóvenes (de menos de un millón de años) ha detectado que están rodeadas de la materia de la que se formaron y que podría ser fuente de sistemas planetarios, similar al único que conocemos hasta el momento, el sistema solar.

- Agujeros negros. En algunas galaxias exteriores, el Hubble ha encontrado indicios en sus centros de agujeros negros muy masivos. El más claro está en la galaxia NGC 4261, en el cúmulo de Virgo, a 45 millones de años luz de la Tierra.

- Galaxias antiguas. Al estudiar galaxias lejanas, el telescopio ha realizado un atlas morfológico de los objetos existentes en el universo cuando sólo tenía dos tercios de su edad actual y ha encontrado los mismos tipos de galax¡as (elípticas, espirales, y demás) que las más modernas, pero con distintas frecuencias.

- Galaxias en formación. La observación del estado de una galaxia muy activa, situada a 600 millones de años luz, es decir, cuando aparecieron los primeros animales sobre la Tierra, ha detectado un gran chorro de gas que emana de su centro. Las imágenes dan una idea de la impresionante violencia que reina en estos objetos celestes y de cómo interactúan las distintas regiones del universo.

- Explosiones estelares. Al observar la supernova 1987A, una estrella cuya explosión se detectó en la tierra en 1987, pero se produjo 169.000 años antes, el telescopio obtuvo una imagen no esperada, la de un halo de gas y polvo alrededor de los restos de la estrella. Este halo no corresponde al momento de la explosión final, sino que es anterior e indica que la vida de la estrella se aproximaba a su final.

Los astrónomos observan con interés esta supernova, relativamente cercana a la Tierra, porque es la primera que va a permitir verificar la teoría de que de sus restos surgirá en el centro un púlsar (una estrella de neutrones que gira muy rápidamente) o un pequeño agujero negro. Hasta ahora no se ha podido confirmar su existencia, pero el telescopio permitiría observar este inédito fenómeno con gran precisión.

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