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"Titanic"

Al igual que el Titanic, las políticas económicas de muchos países europeos siguen un rumbo abocado al fracaso. En general, los Gobiernos han tenido éxito poniendo freno a la inflación, aunque con un duro coste en pérdida de productividad y aumento del desempleo. Pero han dejado que sus déficit presupuestarios creciesen rápidamente (...). Desgraciadamente, éste no es un buen momento para recortes presupuestarios: Europa sufre la recesión más grave desde 1930. Las medidas drásticas no sólo aplazarían la recuperación, sino que podrían ocasionar inquietud social (...). Ya que la política fiscal no puede producir con seguridad el estímulo necesario (...), la tarea de incentivar corresponde a la política monetaria (...). Los Gobiernos continúan comportándose en toda Europa como si la banda estrecha del SME todavía existiese (...). Consideran la estabilización del marco alemán como un fin en sí mismo, más que como un medio para alcanzar ese fin. Durante años, la banda estrecha del SME produjo un buen crecimiento y una baja inflación (...). Este sistema ya no existe (...). En el actual estado de debilidad, Francia y otros países europeos pueden estimular sus economías con tasas de interés bajas sin temor a aumentar la inflación, y no hay nada que ganar fracasando al hacerlo. Si combinan esta acción con medidas de control de los déficit presupuestarios, la economía europea comenzará a parecer más saludable. 27 de noviembre

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