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Solidaridad castiza

La Cibeles se lo puso. Algunos trenes de cercanías también lo lucieron. El lacito rojo, demostración de solidaridad con los enfermos del sida, estuvo ayer prendido en la solapa de un día de sol limpio en Madrid, con motivo de la celebración del Día Mundial del Sida.Almodóvar, Lola Flores, Bibí Andersen y otros reyes de la noche habían echado el resto sobre el escenario de la discoteca Xenon, durante la madrugada, gritando ¡Help, ayúdame!, el himno de muchos infectados por el virus del sida.

El motivo era recaudar fondos para la casa de acogida de Basida, centro que no recibe ningún tipo de subvención del Estado. La Faraona triunfó con versos de Lorca y Bibí sorprendió al personal arrancándose por bulerías. Los dos millones recogidos le han sabido a poco a los organizadores, un grupo de particulares. Pero en Basida serán bien aprovechados.

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Los miembros del Comité Antisida prefirieron ser fieles a su estilo. "Lo de las galas y recoger dinero no va con nosotros", explica Malte, una de las personas que está al frente de este colectivo. Como cada año, repartieron gratuitamente lazos rojos y folletos informativos sobre la trasmisión del virus del sida, en la Puerta del Sol, desde un puesto cedido por la Comunidad de Madrid. Y como cada año, un grupo de jóvenes católicos trató de boicotear el acto. Pertrechados con pancartas, propugnaron la castidad entre las personas que pasaban por delante del puesto del Comité Ciudadano Antisida.

"Castidad no da"

"Castidad no da, preservativo a veces da" era su lema. Ante esta contundente declaración de principios, dos miembros del comité optaron por enseñarles a estos ardientes defensores de la castidad cómo se pone un profiláctico.

Tan ajetreado tira y afloja entre ambos grupos acabó con la Policía Municipal echando de allí a los detractores del sexo. "No tienen permiso para estar aquí", alegó el municipal. No lo tenían. En ese momento, una de las jóvenes intentaba, sin éxito, recabar adeptas entre un grupo de adolescentes vestidas a lo sesenta: "Todo lo bonito de la vida cuesta. Y el sexo, no". "Vámonos, Mar¡", le dijo una de las quinceañeras a su amiga.

Martín Vázquez cambió las botas de fútbol por un micrófono y, junto a Ana Belén y otras personas del mundo del espectáculo, leyó un manifiesto en el Círculo de Bellas Artes: "Es hora de actuar". Actuar para que la enfermedad trasmitida por el virus del sida no se propague como hasta ahora.

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