Arafat acusa a Israel de burlar el proyecto de paz
El proyecto de paz entre Israel y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) cayó repentinamente ayer en el terreno de la incertidumbre a raíz de dispares interpretaciones de cláusulas clave del acuerdo firmado en septiembre. El presidente de la OLP, Yasir Arafat, acusó a Is rael de recurrir a "trucos" para burlar el compromiso de retirar sus tropas de Gaza y Jericó, un proceso gradual que, en principio, debe comenzar en 16 días.
Poco antes de partir hacia Helsinki en la fase final de su gira por los países nórdicos, Arafat declaró en una conferencia de prensa en Estocolmo que las negociaciones con Israel están empantanadas. Israel, dijo, insiste en hablar de "repliegue" en lugar de "retirada" militar de Gaza y Jericó. "Que los israelíes vayan con sus juegos a otros, no a nosotros. Para nosotros no es una broma", dijo el líder palestino visiblemente indignado. "Los israelíes", agregó, "no sólo están tratando de usar trucos contra nosotros, sino también contra Estados Unidos".Bajo fuerte presión de los palestinos de los territorios ocupados, cada vez más desilusionados ante la falta de progresos en las negociaciones que se celebran en Egipto, Arafat utilizó el tono más duro contra Israel desde el histórico apretón de manos con el primer ministro Isaac Rabin en Washington, el pasado 13 de septiembre.
Lo que aparentemente precipitó la airada reacción de Arafat fueron las reiteradas sugerencias israelíes de que la retirada de Gaza y Jericó puede sufrir demoras a causa de la violencia en los territorios ocupados.
El propio Rabin declaró hace dos días que el 13 de diciembre "no es una fecha sagrada, sino un objetivo". El primer ministro israelí también se declaró partidario de ampliar el plazo "para dilucidar todos los aspectos y que no haya malos entendidos. Así será mas fácil poner en práctica el acuerdo". Fuentes del Gobierno israelí aseguraron ayer que las negociaciones con la OLI` "proseguirán la próxima semana
Los israelíes insisten en mantener una presencia militar en Gaza y Jericó (probablemente dentro de los asentamientos) para proteger a millares de colonos judíos amenazados por grupos palestinos extremistas enemigos del proceso de paz. Un gran sector de la población israelí mantiene que la policía palestina y la policía israelí, que deberán actuar coordinadamente para, mantener el orden, no serán capaces de garantizar la seguridad de los colonos.
La ola de violencia desatada tras la muerte de Imad Akel, el comandante de la Brigada Ezedín al Qasam, el brazo armado del movimiento islámico Hamás, en un choque contra el Ejército israelí hace cinco días en Gaza, ha puesto nuevamente en evidencia la fragilidad de la situación en los territorios ocupados. La violenta reacción de los colonos tras el asesinato de un compañero cerca de un asentamiento vecino a Ramala hace casi dos meses ha agudizado el rencor palestino.
Ayer, último día de la huelga general decretada tras la muerte de Akel, no disminuyó la tensión en los territorios ocupados. El toque de queda rige en grandes sectores de Gaza, donde dos palestinos resultaron muertos y otros 39 heridos en el peor brote de violencia desde la firma del acuerdo. El Ejército cerró el pueblo cisjordano de Ramala y bloqueó varios caminos mientras realizaba una vasta operación de rastreo contra elementos de Hamás.
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