_
_
_
_
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Estereotipos

Quisiera abundar en algunas de las ideas expuestas por el gran filósofo Luc Ferry en su artículo sobre la clonación de embriones (EL PAÍS, 7 de noviembre). La discusión sobre este asunto ha estado más centrada en los estereotipos del imaginario social impuestos por el cine y la literatura (singularmente, la de ciencia-ficción) que en una discusión racional. La naturaleza crea individuos clónicos, los gemelos, y a nadie se le ocurre utilizar a uno de ellos como despensa de órganos ni alistarlo de soldado raso en el ejército de los clónicos de Fu-Manchú. Todos los seres humanos, clónicos o no, son sujeto de derechos, y el problema de los trasplantes o los ejércitos se reduce a un elemental y resoluble problema de ética, no de bioética. Más enjundia tiene, a mi juicio, la comparación que hace Ferry con el problema del aborto. Efectivamente, la manipulación más terrible que se puede hacer con un embrión es destruirlo, y esto es algo que aceptamos perfectamente en el caso del aborto, alegando que el embrión no es sujeto de derechos y está subordinado al que consideramos valor absoluto en este asunto: la voluntad de la mujer (y que no se me alegue la pobreza, angustia o violación de la mujer que aborta, ya que estamos discutiendo una cuestión de principios, y ésas son contingencias personales de carácter empírico, muy útiles, por otro lado, a la hora de hacer marketing sentimental y vender el aborto a una opinión pública cada vez más arrasada por la mala conciencia, ¡ninguna feminista de pro le negaría el derecho al aborto a una mujer feliz y millonaria a la que nadie hubiera violado!). Yo acepto ese planteamiento.Ahora bien, esa misma voluntad de la mujer puede desear a veces manipulaciones biológicas infinitamente menos terribles que el aborto, como es elegir el sexo del hijo o el color de sus ojos (recuérdese el caso de aquella mujer catalana que quería tener una hija y no pudo). Si una mujer desea tener una hija rabia de ojos azules, consideramos que comete una aberración, no porque nos neguemos a que las mujeres tengan hijas de ojos azules, sino que lo que negamos en este caso es la realización efectiva y práctica de su deseo, de su voluntad. En este caso, la voluntad de la mujer, principio supremo en el caso del aborto, se torna principio aberrante a la hora de elegir el sexo o el color de los ojos. Si una mujer aborta está haciendo uso de un derecho reconocido, pero si desea que el hijo sea rubio y de ojos celestes es una consumada neonazi. ¿No podríamos alejamos de estereotipos y apriorismos e intentar ser coherentes de vez en cuando?-

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_