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Yeltsin limita la actividad de los bancos extranjeros

Pilar Bonet

El Banco Central de Rusia se ha erigido en defensor de los principios liberales y se ha opuesto frontalmente al edicto proteccionista con el que el presidente Borís Yeltsin ha restringido las actividades de las entidades extranjeras en Rusia para ganarse el apoyo preelectoral de los nuevos bancos comerciales rusos. El presidente del Banco Central, Víctor Geráshenko, criticado habitualmente por los reformistas liberales, ha acusado a Yeltsin de entrar en contradicción consigo mismo y de emprender la política que defendía el disuelto Sóviet Supremo (Parlamento ruso).El decreto de Yeltsin es "extraño" porque contradice una carta que el presidente envió al Sóviet Supremo el 16 de agosto, cuando el Parlamento debatía la legislación bancaria, según afirmó Geráshenko el lunes a través de la televisión.

En agosto, Yeltsin argumentó que las restricciones bancarias planeadas por el Parlamento contradecían la ley de inversiones extranjeras, uno de los documentos clave de la reforma económica. "Nuestra política estaba dirigida a captar las inversiones extranjeras. La aparición de los bancos extranjeros sanearía la actividad de los bancos comerciales en Moscú", manifestó Geráshenko, para quien el decreto, firmado el 18 de noviembre, responde a la presión sobre el aparato presidencial que en plena campaña electoral ejercen algunos bancos comerciales interesados en mantener su monopolio.

Las restricciones, que concluirán el 1 de enero de 1996, afectan a los bancos extranjeros, sus filiales y las entidades bancarias mixtas con una participación extranjera superior al 50% que no hubieran iniciado su actividad antes del 15 de noviembre. La lista de afectados incluye a los bancos internacionales que ya habían recibido licencia para operar, pero no habían comenzado a hacerlo. En los últimos meses, el Banco Central de Rusia concedió licencias a 12 bancos, entre filiales y bancos mixtos. Dos de ellos, Credit Lyonnais y Dresdner Bank, comenzaron a operar antes del decreto y escapan así a sus restricciones.

El sector bancario privado, que cuenta con 1.800 instituciones, juega un activo papel en la campaña preelectoral, aunque los datos sobre apoyo financiero se mantienen bajo un riguroso secreto. El proteccionismo hacia este sector, con servicios poco desarrollados, costes depredadores y pocas garantías para los clientes, significa la recompensa al apoyo político hacia el bloque propresidencial, según afirman medios bien informados.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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