"La Democracia Cristiana ha muerto"
Leoluca Orlando, candidato antimafia, vuelve casi por plebiscito popular al Palazzo delle Aquile, el Ayuntamiento palermitano que ya presidió en 1991 durante los pocos meses conocidos como "la primavera de Palermo". Concluyó aquella experiencia saliéndose de la Democracia Cristiana (DC) por considerarla "irreformable". Posteriormente, fundó el movimiento La Rete, en el que confluyeron católicos y antiguos comunistas descontentos con el funcionamiento de los partidos tradicionales.'Ta Rete es ya la primera fuerza política de Sicilia, porque, junto a mí, han sido votados muchos otros compañeros que o han resultado ya elegidos o pasan como favoritos al segundo turno. Estaremos en ese segundo turno, por ejemplo, para la alcaldía de Corleone (el pueblo de Totó Riina, el capo de la Mafia). No se trata sólo de Palermo", dice Orlando.
Pregunta. Y así, ¿la DC muere en Sicilia?
Respuesta. La DC ha muerto, efectivamente, en Sicilia, pero no como fenómeno regional, sino para toda Italia, porque no ha sabido librarse de los corruptos ni de los maflosos.Como tampoco ha sabido optar por alinearse con la derecha o con la izquierda. Estas elecciones han sido la derrota de Mario Segni [el reformista ex democristiano] y de los restos del socialismo que intentaban una maniobra renovadora. Lo que queda es una amplia agregación de izquierda y una derecha que tiene el rostro de [Umberto] Bossi Píder de la Liga] en el norte y del Movimiento Social Italiano [MSI, neofascistal en el sur.
P. ¿Se puede hablar del nacimiento de una nueva izquierda?
R. Sí, y la agregación más amplia se ha dado precisamente en Palermo, en torno a mi candidatura, ya que por mí han votado desde círculos católicos hasta Refundación Comunista, aun a costa de divisiones internas en sus grupos de origen. Aquí se ha dado el máximo de unidad, y también el máximo de ruptura. No me han votado, por ejemplo, en contra de su partido, los miglioristas [el ala derecha del Partido Democrático de la Izquierda, PDS, ex comunista]. En Palermo nace, por ello, una nueva izquierda con capacidad de gobierno. Las antecámaras de Palazzo Chighi [sede de la Presidencia del Consejo de Ministros] son hoy Palazzo Marini [el Ayuntamiento de Milán, controlado por la Liga], que es la antecámara del egoísmo, y Palazzo delle Aquíle, que es la antecámara de la solidaridad. Espero que triunfe esta última. -
P. Pero de las legislativas, ¿qué piensa? ¿Están ahora más lejos o más cerca?
R. Más lejos, sin duda, porque es evidente que si se eligiera hoy un nuevo Parlamento la DC quedaría fuera. Y Bossi tampoco quiere ya las elecciones. Verá cómo hacen caer el Gobierno para elegir otro con más base parlamentaria que el actual a fin de agotar la legislatura.
P. Usted, entretanto, dimite como parlamentario para dedicarse a su alcaldía. ¿Se retira de la política nacional?
R. No, eso es una tontería. Desde el domingo soy aún más fuerte como líder nacional, ya que el futuro de la política italiana se juega más que nunca en las grandes ciudades. En la capital, de inmediato, no habrá más que peleas. Dentro de cuatro años llegará la hora de la verdad.
P. ¿Sus planes son, pues, a cuatro años?
R. Sí, eso es, a cuatro años.
P. La DC muere, pero la Mafia no. ¿Cómo podrá seguir influyendo en la política?
R. Se puede esperar que surjan resistencias terribles en los palacios [las distintas instituciones], porque, en éstos, todo el poder sigue en manos del viejo sistema. Yo soy el alcalde de esta ciudad, pero ni en los bancos, ni en las cámaras de comercio, por ejemplo, tengo a nadie con poder que me sea afín.
P. ¿Cuáles serán las claves de la nueva primavera palermitana?
R. Ahora empieza el verano, no se trata ya de la primavera. Los palacios no se han derrumbado, pero hace años que tienen grietas. Por eso, aquí tendremos menos problemas que los que se plantearán en Nápoles o Génova si la izquierda vence definitivamente en la segunda vuelta, como espero.
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