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Crítica:POP
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La cabeza de una mujer

En los noventa están proliferando de manera impactante las voces femeninas que traen un nuevo aire a la música; el rock, el folk, el pop, de la mano de nombres como Penelope Houston, P. J. Harvey, Juliana Hatsyeld o Bjork, solistas o bandas con el peso de una mujer en primer plano, ofrecen una nueva visión musical y personal, en un mundo que, aunque abriéndose, ha estado dominado por hombres.Eleanor MacEvoy es aún casi una desconocida, pero su canción Only a womans heart, tema recogido en un disco recopilatorio de artistas femeninas irlandesas, ha llegado a vender 200.000 copias y la ha llevado a grabar su primer traba o con 13 canciones, compuestas, arregladas e interpretadas bajo el signo de la técnica, la imaginación y la pasión.

Eleanor MacEvoy

Eleanor MacEvoy, voz, guitarra, teclados y violín; Noel Eccles, batería; Bill Shanley, guitarra, y Jim Tate, bajo. Sala El Sol. Madrid, 16 de noviembre.

Un compendio de cualidades musicales en las que la formación artística, tanto de Eleanor como de los tres músicos que la acompañan, revelan las posibilidades del conocimiento profundo del arte musical.

En un concierto reducido de espacio pero inmenso de sonido, la sorpresa se apoderó de un público hacinado (¡qué horror!) que como referencia más inmediata tenía in mente el tema Only a womans heart, referencia mínima en una artista que lleva con sencillez y elegancia la versatilidad y el poder de una erudición instrumental que eleva los planteamientos más sencillos.

Que suene como una orquesta es tan impactante en la música rock como gratificante la apertura y vitalidad que demostró el cuarteto salido de la National Symphony Orchestra de Irlanda. Eleanor MacEvoy y su banda salieron para los bises cuatro veces, pero antes ya habían dado un repaso arrasador con la dulzura de una música de voz propia. La ocasión mereció la ovación; Eleanor tocó el violín y el teclado, pero no se desprendió de su guitarra salvo en esas dos ocasiones; el sentido de la medida era perfecto, sin alardes.

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