Signos de recuperación
La caída del déficit y la subida del consumo indican que EE UU ha salido de la recesión
Los norteamericanos gastan más. Las grandes compañías, como las del automóvil, pierden menos. El déficit público comienza a descender. Los bajos tipos de interés empujan, finalmente, a la economía norteamericana hacia el crecimiento, al mismo tiempo que se reduce la inflación. La última semana ha traído un conjunto de buenas noticias que indican que Estados Unidos ha salido del bache de la recesión. ¿Pero es consistente esa salida? ¿Tendrá la economía norteamericana energías el próximo ano para servir de locomotora del crecimiento mundial?No hay todavía unanimidad entre los especialistas estadounidenses para responder a esas preguntas. El Gobierno considera que sí, que el aumento del 2,8% del Producto Interior Bruto (PIB) del tercer trimestre se confirmará en los tres meses finales del año, y se acentuará a lo largo de 1994, por encima, incluso, de las previsiones oficiales de un crecimiento del 3%.
"Los números dejan claro que se está produciendo una recuperación sostenida que mejora las perspectivas de nuestro futuro", considera el presidente Bill Clinton. "Nos estamos moviendo en la dirección correcta y hay que seguir por ese camino", añade el presidente norteamericano.
Ross De Vol, director de departamento de previsiones de la firma de asesores económicos Wharton Econometrics, destaca que "los últimos indicadores muestran que el público norteamericano ha recuperado confianza en su economía".
El grupo más optimista de los expertos norteamericanos recuerda que la tasa de aumento del último PIB podría haber sido mayor sin los riadas que arruinaron la agricultura del medioeste durante el verano, y cree que el crecimiento será más notable también si es posible aumentar en los próximos meses el volumen de las exportaciones.
En el otro extremo del análisis se encuentran los, que siguen creyendo que los datos recientes no son todavía indicadores de una recuperación sólida. "Esas cifras son un espejismo. Una recuperación provocada por un aumento en el poder adquisitivo del consumidor no es necesariamente una noticia atractiva. La gente gasta más, pero ahorra menos. Y todavía nadie puede cobrar por la venta de su casa la misma cantidad de dinero que pagó para comprarla hace pocos años", explica Dick Sweeney, profesor de Teoría Financiera de la universidad de Georgetown.
Los expertos menos optimistas insisten en que la recuperación no será real mientras se mantenga la preocupación actual por los puestos de trabajo. El índice de desempleo se ha reducido sólo un 0,3% en el último año y a finales de octubre se ha situado en el 6,8% de la población activa. Muchas de las principales empresas mantienen sus planes de reestructuración. Sin embargo, también en ese campo se han empezado a ver algunos signos positivos.
Además, tanto General Motors como Ford y Chrysler, las tres grandes del automóvil de Estados Unidos, han presentado en octubre un incremento de ventas por encima del 10%, mientras que las marcas japonesas sólo aumentaron en un 1%. Esto se debe en parte a la campaña política en favor del consumo de productos estadounidenses. Las empresas automovilísticas aseguran haber aumentado su producción en un 20% con esperanzas de aprovechar los vientos favorables en la inminente campaña navideña.
Hay un aspecto en el que todo el mundo está de acuerdo: la coincidencia en el mismo trimestre entre el mayor crecimiento del año y el menor incremento de la inflación desde 1986 (un 1,8%) es una sorpresa muy agradable. "Ese es el verdadero punto de luz de los últimos informes", considera el diario The Wall Street Journal.
Otro de los datos alentadores, sobre todo por lo que puede rendir políticamente al presidente Clinton, es la primera reducción del déficit federal en cuatro años, anunciada por el Departamento del Tesoro. La cifra, al 30 de septiembre, es todavía enorme, casi 255.000 millones de dólares, la tercera más grande de la historia. Pero, pese a todo, es menos de los 290.000 millones del año pasado, y de los 322.000 previstos por el Gobierno.
El horizonte, desde luego, no está despejado. La economía norteamericana tiene todavía que demostrar su fortaleza ante tres inminentes desafíos políticos: el Tratado de Libre Comercio con México y Canadá, el GATT y la reducción del presupuesto para la industria de la Defensa. En los dos primeros casos, están abiertas todavía todas las posibilidades, pero casi todas las fuentes coinciden en que tanto el rechazo del TLC en el Congreso -se vota el próximo día 17-, como el incumplimiento del límite para la firma este año de la Ronda Uruguay, tendrían consecuencias considerablemente negativas sobre la pauta hacia la recuperación en este país.
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