Alerta en Alemania ante el riesgo de que miles de personas hayan contraído sida por transfusión
El ministro de Sanidad ve conveniente que los interesados se hagan la prueba
Todas aquellas personas que, desde 1982, han recibido alguna transfusión sanguínea o han sido tratados con fármacos derivados de plasma deberían someterse a la prueba, del sida, indicó ayer el ministro de Sanidad alemán, el socialcristiano Horst Seehofér. Las dimensiones del escándalo de la sangre contaminada en Alemania aumentan cada día. El número de instituciones sanitarias que recibieron productos de la empresa UB Plasma Labor de Coblenza asciende ya a 88, y empiezan a surgir casos de otras empresas similares que también efectuaron irregularidades.
Seehofer advirtió a estas personas que no confíen en que los hospitales o los médicos les informen automáticamente sobre el riesgo de que hubieran contraído la enfermedad. El análisis de toda la información, dijo, tomará mucho tiempo. El número de personas que en estos momentos puede temer razonablemente haber contraído la enfermedad es incalculable, aunque, en todo caso, puede tratarse de centenares de miles. Y advirtió que la prueba del sida será gratuita en los dispensarios públicos, o reembolsada por las aseguradoras médicas.Para hacerse una idea, en los hospitales de Turingia, según un portavoz del ministerio, se usaron en 1991 más 3.500 botellas de plasma procedentes de la empresa de Coblenza y en Baden-Württemberg, al menos, 2.500.
Por otra parte, el ministro de Asuntos Sociales de Sajonia Anhalt, Werner Schreiber, aseguró ayer que se habían detectado irregularidades en una empresa de Dessau que comercializa productos derivados de la sangre.
Las autoridades sanitarias descubrieron que los certificados que garantizan la no contaminación del producto estaban sin rellenar y que no se trataba de un caso aislado. En Hessen se descubrió también un caso similar en la empresa Biotest, que además vendía sus productos a Grecia y Arabia Saudí.
El ministro federal prometió que, en el futuro, todos los productos derivados de la sangres eran supervisados por el Instituto Paul Ehrlich, encargado del control de suero y vacunas.
Su director, Reinhard Kurth calificó la fiabilidad de las pruebas en un 99,8% y un margen de error de 0,2 puntos, que no supone un peligro sino que se refiere normalmente a un resultado positivo equivocado. Kurth explicó que su instituto había realizado varios análisis con el procedimiento pool, que consiste en mezclar sangre de diversa procedencia, al igual que supuestamente: ha hecho la firma de Coblenza causante del escándalo.
El resultado, indicó, es que la prueba en la sangre mezclada no detectó la presencia de los anticuerpos del sida, pese a que una de las partes estaba infectada. Lo preocupante es que los servicios de Salud Pública de la ciudad de Coblenza tenían conocimiento, desde 1986, de las irregularidades en UB Plasma Labor, según reconoció ayer el ministerio de Sanidad de Renania Palatinado.
Una empleada de la firma denunció ese año el caso a los inspectores de Salud Pública tras descubrir una prueba "ligeramente positiva" y comunicarlo a la dirección, pese a, lo cual fue vendida a un hospital. El ministerio subrayó que sólo conoció el caso el pasado martes. Tres días más tarde los laboratorios fueron clausurados.
El escándalo de UB Plasma Labor viene precedido por el descubrimiento, hace dos semanas, de que funcionarios del Ministerio de Sanidad alemán ocultaron, en 1985, un grave caso de sangre contaminada con el virus del sida, que pudo haber infectado a 373 personas cuando ya había entrado en vigor la obligatoriedad de las pruebas en las reservas de plasma. Seehofer se vio obligado entonces a desmantelar la Oficina Federal de Sanidad (BGA) culpable de la ocultación.
El Gobierno de Bonn decidirá el próximo jueves sobre la creación de un fondo de ayuda inmediata para indemnizar a los hernofílicos que contrajeron entonces la enfermedad, pero que servirá también ahora para las posibles víctimas de este último escándalo. Hasta el momento, sin embargo, no ha surgido aún el primer caso.
88 hospitales
La cifra de hospitales e instituciones sanitarias que han recibido productos de UB Plasma Labor ha aumentado hasta 88, según indicó ayer la fiscalía de Coblenza que añadió que últimamente la firma había efectuado numerosas pruebas mediante el sistema del catalizador por colores que son "absolutamente insuficientes". Además, y para aumentar la psicosis nacional, sólo una quinta parte de los archivos de los pacientes especifica el laboratorio del que provino la sangre.
Ayer se dictó orden de prisión contra el jefe de control de la empresa, detenido el día anterior con un médico del laboratorio. El total de detenciones, hasta el momento, asciende a cuatro. Se les acusa de fraude e infracción de la ley de productos farmacéuticos. Al director, además, de quiebra fraudulenta.
[El. ministerio italiano de Sanidad anunció ayer una investigación sobre transfusiones. Hasta junio se registraron 3.000 casos de hemofílicos contagiados de sida, y el Instituto Superior de Sanidad afirma que desde 1985 ha habido 40 casos de infección por transfusión de sangre, informa Efe.]
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