Los jueces decretan el arresto domiciliario de Carlo de Benedetti tras ocho horas en la cárcel
Carlo de Benedetti, presidente de Olivetti, la multinacional informática italiana, y financiero con intereses en muchos países como presidente de su Compagnia Finanziaria De Benedetti (Cofide), logró anoche el arresto domiciliario, tras ser interrogado durante ocho horas en la cárcel de Regina Coeli, en el Trastevere de Roma. El empresario, buscado desde el pasado sábado, se había entregado voluntariamente en Milán, a las 4.30. La magistratura romana le acusa de graves delitos de "corrupción" en perjuicio del Estado.
De Benedetti insistió ayer en que su verdadera y única condición es la de víctima de los delitos de prevaricación de funcionarios públicos capaces de impedir contratos públicos de Olivetti, hasta el punto de poner en grave riesgo la supervivencia de la empresa.Esa fue la tesis que el ingeniere defendió a puerta cerrada durante los interrogatorios, de dos horas por la mañana y otras seis por la tarde, a que le sometieron en la cárcel la juez instructor, Augusta lannini, y la fiscal, Marla Cordova. Pero de acuerdo con las primeras informaciones salidas del palacio de Justicia, De Benedetti habría ampliado también su disposición a colaborar con nuevas informaciones útiles.
Las dos magistradas habían dado curso a la orden de detención preventiva del empresario en atención a su "peligrosidad social" -De Benedetti está condenado en primera instancia por cooperación en la quiebra del Banco Ambrosiano- y a su "capacidad de destruir las pruebas" que pueden servir para su condena.
El presidente de Olivetti intentó negociar el cumplimiento de esa orden cuando sus abogados hicieron saber que se presentaría en cuanto las magistradas le fijaran una cita. Pero éstas dijeron que lo único que podían hacer era interrogarle lo antes posible, una vez que De Benedetti se pusiera en manos de la Justicia.
Fue así como en la madrugada de ayer De Benedetti, que según sus abogados no estaba en el extranjero, sino que había pasado el puente de Todos los Santos dentro de Italia, se personó en un cuartel de carabineros de Milán desde el que fue conducido inmediatamente a Roma por carretera. Vestido con un traje camisa gris y un traje a rayas, el presidente de Olivetti, visiblemente turbado, entró en la cárcel de Regina Coeli a las once menos cuarto de la mañana. Allí fue fotografiado y se le tomaron las huellas dactilares como a cualquier detenido.
Se abrió así un paréntesis en la polémica por las circunstancias y consecuencias de esta detención, que ha hecho ya que las acciones de Olivetti conozcan dificultades en varias bolsas europeas. El mismo Luigi Bettazzi, arzobispo de Ivrea, donde está la sede de la Olivetti, intervino ayer, por segunda vez en las últimas horas, con una carta pública en la que expone sus sospechas de que la detención de De Benedetti se deba a "presiones de personas o ambientes hostiles" al empresario.
Muchos medios de comunicación italianos, salvo las televisiones de Silvio Berlusconi, competidor De Benedetti en pugna por el control de elementos claves de la economía italiana, han criticado igualmente una orden que fue adoptada en principio a partir de las mismas declaraciones que el propio empresario prestó voluntariamente el pasado 16 de mayo ante el juez Antonio Di Pietro, uno de los responsables milaneses de la investigación sobre corrupción conocida como Manos Limpias. La magistratura de Milán no detuvo ni procesó a De Benedetti por aquellas declaraciones.
Pago de comisiones
En medio de la polémica de estos días, la fiscal María Cordova, titular de la investigación desde que el tribunal de casación accedió a su reclamación de que el caso fuera trasladado a Roma, dijo que había encontrado elementos nuevos.
En concreto, la magistrada romana implica personalmente al presidente de Olivetti en el pago de comisiones multimillonarias a los ferrocarriles del Estado, entre 1984 y 1987, a cambio de contratos, y de otras 11 cantidades considerables", entre 1983 y 1991, entregadas a los partidos socialista y democristiano, por su apoyo a la introducción obligatoria de cajas registradoras -como las que vende Olivetti- en todos los comercios de Italia.
La magistrada afirma, además, que, gracias "a la actividad corruptora de De Benedetti", Olivetti logró hace dos años, cuando la técnica del fax ya estaba plenamente introducida, vender 5.000 obsoletas máquinas de telex sobrevaloradas al Ministerio de Comunicaciones, que ni siquiera las necesitaba. De ellas, 3.356 no han sido aún desembaladas. Los abogados del ingeniere señalan que éste ya había hablado de todos estos asuntos en su declaración de Milán.
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