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El escritor José Saramago estrena en Alemania una ópera sobre el integrismo religioso

El sofisticado montaje de la obra desconcertó al público alemán

La opera Divara, agua y sangre, con partitura del compositor italiano Azio Corghi y libreto del portugués José Saramago se estrenó el pasado domingo en el teatro Stdtische Bühnen de Münster (Alemania). Basada en la obra teatral del escritor titulada In nomina Dei, gira en torno al integrismo religioso y la tolerancia, basándose en el movimiento anabaptista que pretendió establecer el imperio milenario de Sion en la ciudad de Münster entre 1534 y 1536. La obra ha sido realizada por encargo de la pequeña capital de Westfalia que celebra este año su 1.200 aniversario.

Se trata de la segunda colaboración de Saramago con Corghi, cuyo primer trabajo al alimón fue la opera Blimunda, basada también en una de sus novelas, Memorial do Convento, estrenada en la Scala de Milán y que obtuvo muy buenas críticas. El estreno de Münster al que asistieron compositor y libretista, puede ayudar a la promoción de la obra del escritor portugués en Alemania.Como viene siendo habitual en la obra de Saramago, que se define como un comunista ateo que "no ha tenido nunca una crisis religiosa y por tanto vive tan feliz como cuando nació", de nuevo en Divara se dedica a un tema religioso. Si hubo una pregunta inquietante en la Europa de principios del siglo XVI fue cuál era la manera más cómoda de pasar al otro mundo. Los nombres de Calvino o Martín Lutero aún permanecen en la memoria popular. Pero hubo cientos de teólogos, profetas y visionarios que anduvieron pescando almas por Europa. En 1527, uno de ellos, Melchor Hoffmann sembró la semilla del reformismo en la zona de Münster. La historia de sus seguidores, los anabaptistas, se presta como pocas a la dramatización, lo que han hecho autores como Emst Bloch y Friedrich Dürrenmatt, entre otros.

Dos líderes anabaptistas, Jan Matthys, el teórico, y Jan van Leiden, el rey de la nueva Jerusalén, establecieron en Münster un sistema colectivista, sin propiedad privada, en el que se practicaba la poligamia y el amor libre y en el que la única ley era el Evangelio. El personaje más interesante sin embargo, fue la mujer de Van Leiden, Divara, una magna mater que ha acaparado la atención de todos los que han escrito sobre aquel acontecimiento, ya que encarna a un pacífico mundo femenino opuesto a la crueldad de los hombres. El experimento acabó muy mal, el gobierno degeneró en despotismo y el redentor en dictador. Finalmente, las tropas del obispo de Münster acabaron con "la nueva Jerusalén" y en una matanza escalofriante, ejecutaron a centenares de herejes, restableciendo el orden tradicional.

Tragedia con banda sonora

La versión operística de Saramago-Corghi de esta apasionante historia, sin embargo, no aporta nada nuevo, quedándose en una tragedia con banda sonora en mal estado. La orquesta, bajo la batuta de Will Humburg y apoyada por sonidos pregrabados y numerosos altavoces, se limitó a emitir sonidos y ruidos. Los cantantes, entre largos recitativos, agudos extremos y numerosos gritos, arriesgaron la integridad de sus cuerdas vocales y la de los tímpanos del público. Hay una clave, que el propio Corghi explica en el programa de mano: la nota re simboliza a Cristo, mientras la es la muerte. El aficionado erudito provisto de un oído ejemplar podrá sumergirse en los problemas existenciales que nos azotan, pero alguien menos capacitado se queda con el susto provocado por los constantes cambios entre fortisimos y pianisimos o los efectos especiales, como la extracción de filetes del cuerpo del Rey de Jerusalén. La sofisticada puesta en escena de la ópera desconcertó al público.

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