Todavía lejos del "nuevo mundo feliz"
La perspectiva de clonar embriones humanos trae a la mente visiones de un Nuevo mundo feliz, en el cual masas de personas idénticas se convierten en autómatas que funcionan para el beneficio del Estado. Dada la sensibilidad hacia este tema, es sorprendente que el primer anuncio público de la clonación de embriones humanos, que se hizo el pasado día 13 en la reunión anual de la Sociedad Americana de Fertilidad en Montreal, no dio lugar, por lo menos durante unos. días, a los titulares chillones que se podrían esperar.Pero el trabajo, realizado sin utilización de fondos federales [de Estados Unidos] por un equipo liderado por Jerry Hall, director del Laboratorio de Fertilización In Vitro y Andrología de la Facultad de Medicina George Washington en Washington DC, estaba destinado a no permanecer en la oscuridad por mucho tiempo.
El logro ha causado nerviosismo no tanto por su interés científico -procedimientos similares de clonación de embriones se han utilizado en mamíferos tales como ovejas y vacas-, sino porque parece cierto que dará lugar a un intenso debate ético. Aunque haya quien pueda decir que esto es una "reacción emocional exagerada", dice la especialista en bioética Margaret Somerville, "de lo que estamos hablando es de la capacidad de producir seres humanos en masa".
El mismo Hall es perfectamente consciente de la preocupación, tanto que una de sus más importantes razones para realizar el experimento fue estimular una discusión ética de si debe ser permitido continuar con la clonación de embriones humanos. "Estaba claro que era cuestión de tiempo que alguien lo hiciera, y decidimos que sería mejor que lo hiciéramos nosotros de una forma abierta para que empezara la discusión ética", dice Hall.
Avance técnico
Las razones de Hall para pensar que algún grupo de investigación trataría pronto de clonar embriones humanos se basan en un avance técnico que tuvo lugar hace dos años. Con las técnicas anteriores para clonar embriones animales, los investigadores fundían células embriónarias individuales con óvulos no fertilizados de los que se había extraído el núcleo. Con ello se aseguraban de que cada nuevo embrión tendría intacta la zona pelúcida, una cubierta gelatinosa transparente necesario para la implantación y el desarrollo, así como los nutrientes suficientes para mantener las divisiones celulares del embrión.
Pero este procedimiento no es práctico para la clonación de embriones humanos, dado que no se puede disponer de óvulos humanos. Entonces, en 1991, Hall y su colega en la George Washingon, Sandra Yee, mostraron que es posible recubrir las células embrionarias individuales con una zona pelúcida sintética, abriendo así la puerta a la clonación de embriones humanos.
Para su trabajo actual, Hall, Robert Stillman, también de la George Washington, y el resto del equipo empezaron con 17 embriones de entre dos y ocho células que habían sido fertilizados en la clínica, pero que no se consideraban aptos para la implantación porque habían sido penetrados por múltiples espermatozoides y tenían cromosomas extras. Tras separar las células embrionarias individuales, llamadas blastómeros, y recubrirlas con la zona pelúcida sintética, Hall y sus colegas situaron los blastómeros en soluciones nutrientes en las que pudieran empezar a dividirse nuevamente. El resultado fueron 48 embriones, una media de tres por cada embrión original, aunque en las condiciones de cultivo la mayoría no se desarrolló hasta el punto en que hubieran podido implantarse en el útero materno.
Mejor con menos células
El procedimiento funcionó mejor, según Hall, con los blastómeros de los embriones de menor número de células. Los blastómeros de embriones de ocho células se desarrollaron únicamente hasta la etapa de ocho células. Los procedentes de embriones de cuatro células llegaron hasta las 16 células, pero sólo los blastómeros de embriones de dos células alcanzaron las 32 células, etapa en la que los embriones se implantarían normalmente. A pesar de su composición cromosómica anormal, afirma Hall, estos embriones "tenían un aspecto magnífico", similar a los embriones no clonados.
Dado que ninguno de los embriones se implantó en re ceptores humanos, no se sabe si alguno de los que dejaron de di vidirse antes de la etapa de 32 células se habría desarrollado más en condiciones más naturales. Pero si sólo los embriones de dos células tienen la capacidad de crecer hasta la etapa en que se produce la implanta ción, la predicción de Somerville de seres humanos producidos en masa no es probable que se cumpla. Además, Hall no tiene planes para implantar los embriones clonados o intentar cualquiera de las potenciales aplicaciones clínicas. "No lo haremos", afirma, "hasta que la Sociedad Americana de Fertilidad establezca normas. En este estudio sólo estábamos dando respuesta a una pregunta de investigación básica".
Aplicaciones en fertilización
Una aplicación potencial de la clonación de embriones humanos sería generar embriones múltiples para su implantación tras la fertilización in vitro. Para aumentar las posibilidades de éxito, los médicos implantan normalmente de tres a cinco embriones en la mujer. Pero no todas las parejas pueden producir tantos embriones diferentes genéticamente, y clonar uno o dos embriones podría evitar este problema. Esta puede ser la aplicación más fácil de justificar éticamente, dado que todos los embriones tendrían una probabilidad de desarrollarse. "Estamos implantando ya embriones múltiples y nadie lo cuestiona", hace notar Joe Massey, un especialista en infertilidad.Pero incluso si el procedimiento fuera declarado ético, puede no tener los resultados biológicos deseados, afirma Lucy Veeck, especialista en embriología. "Si el preembrión original es defectuoso, ¿valdrá de algo aumentar el número hasta tres o cuatro preembriones defectuosos?", se pregunta. De todas formas, Veeck hace notar que la nueva tecnología será "inapreciable" para estudiar el desarrollo embrionario temprano. Puede ayudar a comprender, por ejemplo, cómo los diferentes componentes del citoplasma influyen en la embriogénesis.
Otra aplicación potencial de la clonación embrionaria sería la detección de defectos genéticos en embriones obtenidos por fertilización in vitro. Esto se hace ahora extrayendo una célula de un embrión creado in vitro y utilizando técnicas de amplificación genética para producir suficiente ADN para poder analizarlo. Pero este método falla aproximadamente una vez de cada tres, y se podrían obtener mejores resultados utilizando una copia embrionaria clonada de pocas células para su análisis.
Pero las opiniones se dividen mucho sobre si esta aplicación sería ética, ya que el clon sería destruido durante su análisis. "Lo que pasaría es que un gemelo idéntico seria sacrificado por el otro", afirma Somerville. Al presidente de la Asociación Americana de Bioética, Arthur Caplan, tampoco le gusta el tema y dice que la idea de "crear embriones exclusivamente para el, diagnóstico genético es sospechosa moralmente". Otro especialista, John Robertson, afirma que la idea de utilizar clones de muy pocas células para el diagnóstico no es muy diferente de extraer una sola célula de un embrión.
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