A la tercera va la vencida
En dos ocasiones durante los' últimos años el Estado ha tenido que acudir a rescatar los desbocados déficit de los ayuntamientos asumiendo el pago de importantes deudas. Los ayuntamientos ahora quieren que una nueva operación de salvación, esta vez definitiva, evite la diabólica disyuntiva de recortar servicios o aumentar impuestos.En 1981, con el Gobierno de UCD, el recurso al Estado supuso para el Ayuntamiento de Barcelona deshacerse de una deuda de 90.000 millones de pesetas. En aquella época, Narcís Serra ocupaba la alcaldía de Barcelona y sus interlocutores en Madrid fueron Rodolfo Martín Villa, ministro de Administración Territorial, y Fernando Abril Martorell, vicepresidente para Asuntos Económicos, que fue el encargado de asumir el coste económico del acuerdo. Los designios de la política han querido que ahora sea Serra quien ocupe la vicepresidencia económica del Gobierno y tenga que asumir el papel de recortar gastos ante unos ayuntamientos en situación financiera desesperada.
El segundo saneamiento de las cuentas municipales se produjo en 1983, poco después de que asumiera el poder el primer Gobierno socialista. De nuevo fue el Ayuntamiento de Barcelona, cuyo alcalde era ya Pasqual Maragall, el que descargó más deudas sobre las cuentas, del Estado: 47.000 millones de una cifra total de 143.000 millones de pesetas.
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