Paul McCartney llenó el Palau Sant Jordi de añoranza de los Beatles
La interpretación de Hey Jude cerró anoche el primero de los dos conciertos que Paul McCartney tiene previstos en el Palau Sant Jordi de Barcelona. En esta ciudad concluye el tramo, europeo, de la gira The New World Tour, que irá después a Japón y a Suramérica. Según datos oficiales, 19.204 espectadores siguieron la actuación de McCartney, que volvió a tener sus puntos calientes cuando Paul interpretó los viejos éxitos de los Beatles.
Al inicio del concierto una enorme pantalla situada tras el escenario a modo de telón, proyectó la imagen de un joven Paul McCartney todavía barbudo. Las notas de Help pusieron en marcha un documental con evidente intención ecológico-nostálgica. Imágenes de los Beatles en 1967, y de Paul y Linda deambulando con ternura por verdes praderas, se contrapusieron con animales sufriendo en laboratorios experimentales. Era el aperitivo. Tras 10 minutos de música e imágenes, Paul apareció solo en escena ataviado con un traje oscuro a rayas y portando en ristre el habitual bajo Hoffner en forma de violín.El concierto propiamente dicho comenzó con buen ritmo. Sonaron Drive my car y Coming up antes de que el público bajase el pistón al escuchar Lookingfor chances y Jet. Con All my loving volvió a subir la presión, que salvo en contadas excepciones bajaba sistemáticamente cuando McCartney no interpretaba piezas firmadas junto a Lennon. De cualquier modo, la concurrencia disfrutó con un espectáculo cuyo acento estético estaba marcado por el juego de luces.
El escenario, limpio, muy amplio y con sólo un detalle colorista rodeando a Linda y a sus teclados fundamentó su impacto en los puentes móviles de luz. Su altura graduable permitía ajustar los efectos al carácter de cada tema, y cuando era preciso, incluso la iluminación del propio Sant Jordi se encendía para levantar los ánimos del personal.
Uno de los momentos cumbre del concierto coincidió con la interpretación de Yesterday. El público, preparado adecuadamente con Here, there and everywhere, no resistió el tirón de la soberbia ballada, y la cantó junto a Paul en uno de esos momentos que justifican un concierto. My Love remató la faena, y antes de Lady Madonna 19.205 personas se sintieron tiernas en el Palau SantJordi.
Como siempre
Por lo demás, McCartney estuvo como siempre. Simpático, dicharachero, jugando a hablar en español y un punto payasete. Tocó el bajo y luego el piano en el tramo central del concierto, se movió lo estrictamente imprescindible, cantó lo preciso y se marcó el guiño de enarbolar una bandera catalana en el primer bis. Se mostró entrañable en español al presentar I love my little girl, y en este idioma se atrevió a decir que fue la primera canción que compuso cuando sólo tenía 14 años. Ahora bien, los momentos de seguridad se producían cuando no se movía del "muchas gracias amigos y amigas".Antes del concierto Paul McCartney ofreció una conferencia de prensa. Sin apenas poder entrar en profundidad en valoraciones artísticas, McCartney se limitó a sonreír y ser cortés, y únicamente su semblante perdió la expresión jovial cuando reconoció: "La realidad social de hoy en día es muy dura, pero creo que la sociedad puede cambiar lentamente. Estos cambios no los impulsarán los políticos, sino la gente, en quien confío. Por eso no creo que el sueño se haya acabado".
Reconoció el ex beatle que ha grabado muchos discos, "algunos buenos y otros malos, pero mis ansias musicales están casi colmadas", dijo. Con respecto a sus proyectos, McCartney fue desgranando respuestas parciales a medida que un moderador otorgaba el turno de preguntas: "Sí, he escrito un par de temas con Elvis Costello, pero la cosa no ha pasado de ahí". Más adelante, el cantante británico reconoció "estar enfrascado en escribir música para piano", pero dejó claro que lo que más tiempo le ocupa es la grabación de los 10 capítulos con los que la BBC está realizando una biografía de los Beatles: "Ya estamos en el capítulo número siete, y a fuerza de conversar con Ringo Starr y George Harrison, he llegado a descubrir cosas sobre ellos que desconocía hasta el momento".
Por otro lado, ayer fue anunciada la creación de un centro artístico para la enseñanza de música, danza, técnicas de iluminación y sonido y la aplicación del arte en escuelas, cárceles y hospitales impulsado por Paul McCartney. El Liverpool Institute for Performing Arts (LIPA) empezará a funcionar en 1995. El centro, que ayer fue presentado en Barcelona por su director ejecutivo, Mark Featherstone Witty, está en negociaciones con una academia de enseñanzas artísticas de Barcelona para que ésta pueda funcionar, en el futuro, como delegación española del LIPA.
Babelia
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