La bomba de Belfast acaba con la esperanza de un posible acuerdo en Irlanda del Norte
Las esperanzas de una próxima pacificación de Irlanda del Norte murieron durante el fin de semana, enterradas en Belfast bajo una montaña de escombros. Con la carnicería de Shankill Road, que ayer se cobró una décima víctima al fallecer uno de los heridos, los terroristas del Ejército Republicano Irlandés (IRA) demostraron la inutilidad de negociar con gente criminal, incompetente y estúpida. Criminal, por razones obvias. Incompetente, porque les estalló la bomba en las manos y un miembro del IRA murió y otro sufrió heridas. Y estúpida, porque la bomba disipó un ambiente de diálogo que favorecía sus reivindicaciones.
Los dos terroristas del IRA llevaban un disfraz muy apropiado, el de carniceros, cuando depositaron una potentísima bomba en una pescadería de Shankill Road, una calle tradicionalmente habitada por protestantes probritánicos. Antes de que pudieran huir y dar aviso para la evacuación, el artefacto estalló. Eran las 13.15 horas. Más de 60 Personas resultaron afectadas por la onda expansiva. Nueve, entre ellas dos niños y uno de los terroristas, murieron inmediatamente. Una décima persona, una mujer de 38 años, falleció en un hospital ayer por la mañana. El segundo terrorista permanecía hospitalizado anoche, protegido por un fuerte dispositivo policial. Del medio centenar de heridos, cuatro seguían en estado muy grave. Un médico describió sus lesiones con una sola palabra: "horrorosas".Según el IRA, la bomba iba dirigida contra el cuartel general de la Ulster Defence Association (UDA, Asociación de Defensa del Ulster) cuyo brazo armado, los Ulster Freedom Fighters (UFF, Combatientes por la Libertad del Ulster), constituye una violentísima organización terrorista responsable de múltiples ataques contra ciudadanos católicos.
Efectivamente, la sede de la UDA estaba situada encima de la pescadería y había seguido abierta, en claro desafío a la policía y a la población republicana a pesar de que la organización fue declarada ilegal y prohibida en agosto de 1992.
Las oficinas de la UDA, que quedaron completamente destruidas, se encontraban, al parecer, vacías el sábado a mediodía No se celebraba ninguna reunión de "terroristas británicos", como había asegurado el IRA en un primer momento al justificar su atentado. En la zona sólo había paseantes y compradores de fin de semana. Fue un "trágico error", en los términos de un comunicado del IRA emitido poco después de la explosión.
La excusa del "error" es muy discutible ya que, dada la potencia del artefacto y la densidad comercial de la zona, el atentado debía afectar a gran número de personas inocentes. Los pistoleros del IRA empezaban ayer a darse cuenta de hasta qué punto su "trágico error" va a perjudicar la causa republicana.
Horas después del atentado, sus enemigos de la UDA y de los UFF llamaron a una "movilización general" para desquitarse. En distintos tiroteos, los terroristas probritánicos hirieron gravemente a dos católicos sin relación conocida con el IRA.
La vuelta del miedo
La policía y el Ejército no pudieron evitar, pese a un enorme despliegue de patrullas, que la noche abundara en incidentes violentos. Belfast, la capital del Ulster, se sumergió en el miedo.
La peor consecuencia política para el IRA fue el instantáneo enfriamiento del ambiente de diálogo. Los Gobiernos del Reino Unido e Irlanda, que debían reunirse en Belfast mañana para hablar de la deseada pacificación,, aplazaron la reunión "por respeto a la ciudad y a las víctimas". Tanto desde Dublín como desde Londres se emitieron durísimas condenas contra la violencia del IRA.
La violencia también afectó la capital británica durante la noche pasada. Una bomba estalló en un inmueble próximo a la estación ferroviaria de Reading, al oeste de Londres. No se registraron víctimas. Previamente, la policía había desactivado otro artefacto en la misma estación.
No fue la única bomba. En un control rutinario, los agentes habían encontrado otro explosivo en otra estación, Basingstoke. En ambos casos los artefactos estaban colocados en los servicios. La policía tuvo que desalojar los dos recintos ferroviarios. El tráfico de trenes en toda la zona suroeste de Londres sufrió serias alteraciones durante varias horas.
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