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Crítica:DANZA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Ritual entre mujeres

Con un excelente y controlado nivel de baile, Margarita Guergué (Barcelona, 1957), una de las figuras más interesantes de la danza catalana actual, ha creado una pieza densa y compleja, donde a veces falta la progresión.Poco público hubo en el Pradillo, lo que no hace justicia a la seriedad de su trabajo, que sí recibió amplia respuesta de crítica y espectadores en Nueva York -donde reside-, Alemania y Holanda. La música de su colaborador habitual, Hahn Rowe, la ayuda en su soberbia apertura individual y pauta con aire salsero los fragmentos de danza pura. La coreógrafa está madura, sabe lo que quiere y estructura la propuesta sobre un vocabulario donde la técnica debe mostrarse limpiamente y a chispazos.

Margarita Guergué

Constanza. Coreografia: Margarita Guergué. Música: Hahn Rowe. Teatro Pradillo. Madrid, 23 de octubre.

La Guergué ha encontrado una compañera escénica que la libera del solo y que posee su misma dinámica, con virtudes añadidas como un salto inspirado, exótica belleza y enorme poder de concentración.

La obra es un inteligente dúo pleno de misterio y revelaciones intimistas. Va de lo doméstico al abismo, pasando por varias pruebas de fuego; trata de la convivencia y sus duras reglas, aderezadas con ofrendas, donde se respira el juego y el deseo, para desembocar de nuevo en una lucha en dos niveles: por una parte, el riesgo de vivir en la noche (que diría Djuna Barnes), y, por otro, la resistencia al orden. ¿De qué sirve realmente que los objetos estén en su sitio? La artista prefiere que la cubertería descanse en el florero junto a unas varas secas (restos de un pasado).

La habitación teatral es un sitio mágico y trágico, tal como Constanza es nombre que evoca una mujer de mirada fija que sólo oye y atiende a su lucha personal, o sea, a su locura. Las dos bailarinas se soportan en el ritual donde no faltan el dinero, los dados, las cartas marcadas: símbolos de un mercado del que ya nadie puede escapar. Para Constanza y sus fines, la penumbra sirve tanto como la luz.

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