El Congreso condena la "barbarie" de ETA

El presidente del Congreso, Félix Pons, leyó, al inicio del Pleno de ayer, una declaración institucional en la que expresaba la "más radical condena" del último atentado de ETA, que costó la vida al general de brigada Dionisio Herrero, de 63 años, e hirió gravemente al soldado Alberto Pasamontes, de 23. El cadáver del general fue enterrado ayer en Madrid, tras un funeral oficial, presidido por los ministros de Defensa e Interior, en el que destacó la asistencia de Mario Onaindía, senador socialista y ex militante de ETA. El soldado herido se recuperaba ayer de sus lesiones, dentro de la gravedad.

La declaración del Congreso, aprobada el martes porunanimidad en la Junta de Portavoces, reitera su repulsa hacia la "barbarie ciega y carente de todo sentido" de ETA, manifiesta su alta valoración de la serenidad y firmeza" que muestran las Fuerzas Armadas ante estos crímenes y reitera el compromiso de las instituciones democráticas de acabar con el terrorismo, "haciendo uso legítimo y decidido de todos los instrumentos que la Constitución y el pueblo han depositado en ellas".El cuerpo sin vida del general de división Emilio Herrero Albiñana, director de Sanidad del Ejército del Aire, fue inhumado a las 11 de la mañana en el cementerio de La Almudena (Madrid), en presencia de su viuda, Isabel Moya, y de varias decenas de familiares y compañeros. Por su parte, el soldado Alberto Pasamontes, que resultó alcanzado por un disparo en el abdomen, evolucionaba "satisfactoriamente de sus lesiones, salvo complicaciones", según el parte médico facilitado por el hospital Gregorio Marañón (Madrid), donde está internado, y se esperaba que ayer mismo abandonara la unidad de cuidados intensivos.

Justicia, no venganza

A primera hora de la mañana, en la explanada de entrada al Cuartel General del Ejército, donde estaba destinado, se celebró el funeral de cuerpo presente por el general Herrero, oficiado por el arzobispo castrense, José Manuel Estepa, y presidido por los titulares de Defensa e Interior, Julián García Vargas y José Luis Corcuera. Entre los asistentes destacaba el ex dirigente de ETA y actual senador socialista Mario Onaindía.

Los militares que le reconocieron se mostraban incrédulos, más complacidos que disgustados. "Me pareció que era él, pero no estaba seguro", comentaba un oficial. "Está bien que venga, es un cambio positivo. Supongo que en su interior repudia a los que matan y reniega de su pasado afirmó un general de Tierra.

Flanqueado por las senadoras Ana Urchueguía y Gema Zabaleta, Onaindía explicaba su presencia: "Estamos aquí como demócratas vascos, para demostrar que nos duele tanto la muerte de un civil como la de un militar, que repudiamos igual un atentado en Euskadi que en Madrid".En su homilía, Estepa recordó que, como médico militar, Herrero "dedicó, todas sus energías a la lucha contra la enfermedad y la muerte" y rechazó la venganza, "porque aumenta el mal y no lo cura". No obstante, agregó que la serenidad no significa resignación, "ni renuncia a que se ejerza la justicia". Tras la misa, el jefe de la Fuerza Aérea, Fernández Sequeiros, entregó a la viuda la Gran Cruz del Mérito Aeronáutico, a título póstumo, envuelta en la bandera que cubría el féretro.Las obras del intercambiador de Moncloa, frente al Cuartel del Aire, se suspendieron ayer para no molestar el desarrollo del acto fúnebre. Quien sí intentó empañarlo, sin éxito, fue José María Ruiz-Mateos, que gritó un extemporáneo "¡Felipe ríndete!".