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Clinton pugna en el Senado para que no se Iimite su derecho a ordenar el ataque

Antonio Caño

El presidente norteamericano, Bill Clinton, libró ayer en el Congreso su primera batalla por Haití. En esta contienda, Clinton se juega su capacidad para decidir, como jefe supremo de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, cuándo y en qué condiciones podría ordenar una intervención militar en ese país caribeño.El Senado estadounidense debatió sobre dos visiones distintas de ese asunto. Una, la del senador republicano Robert Dole, que considera que Clinton ha dado suficientes muestras de incapacidad en la dirección de la política exterior (Somalia principalmente) como para exigirle que cuente obligatoriamente con el Congreso, para una operación militar en Haití.

La otra postura es la de la Administracíón, que entiende que la iniciativa del jefe de la minoría republicana es anticonstitucional, por cuanto pretende privar al presidente de su derecho legítimo a ordenar un ataque militar inmediato si las circunstancias así lo exigen. El Gobierno norteamericano cree que la eventual intervención militar en Haití para proteger la vida de la colonia norteamericana tendría que ocurrir, de ser necesaria, de la noche a la mañana, sin tiempo como para que pudiera abrirse en el Congreso un debate al respecto.

El presidente Clinton envió el lunes una carta personal al senador Dole en la que afirma: "Me opongo rotundamente a una enmienda que limite inapropiadamente los medios para cumplir con mis obligaciones".

Imagen de debilidad

El presidente Clinton considera también que, si la propuesta de Dole triunfa en el Senado, Estados Unidos estaría dando ante los militares haitianos una imagen de debilidad que no contribuiría a la consecución del principal objetivo de la Administración en ese país, la restauración de la democracia de la mano del presidente Jean-Bertrand Aristide.Clinton admite que la propuesta del senador Dole recoge los sentimientos que experimentan muchos norteamericanos en contra de arriesgar vidas cuando no están en juego los intereses nacionales.

Sin embargo, en esta ocasión la Casa Blanca cree que sí están afectados los intereses norteamericanos, tanto para evitar la oleada de refugiados haitianos como para proteger las vidas del millar de estadounidenses que viven en ese país.

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El presidente norteamericano no ha querido descartar la posibilidad de ordenar una intervención militar si las sanciones económicas, que entraron en vigor el pasado lunes, no consiguen doblegar la resistencia del general Raoul Cédras y sus hombres a entregar el poder. En una conferencia de prensa con varias cadenas de radios nacionales, Bill Clinton dijo el pasado lunes que "sería un error discutir ahora qué es lo que se puede y lo que no se puede hacer en las próximas jornadas".

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