Tímida reforma del estatuto de la mujer en Marruecos, que mantiene la poligamia
La iniciativa partió del propio rey Hassan II
Marruecos ha reformado con timidez el estatuto jurídico de la mujer, manteniendo la poligamia. El promotor de estas modificaciones legales ha sido el propio rey Hassan II, quien hace un año acordó iniciar el procedimiento de "liberalización"y "emancipación" de la mujer, al conocer la situación de incuria en la que se encontraba sumida una empleada de palacio, que intentaba en vano separarse del marido, que la maltrataba.
Las reformas del estatuto jurídico de la mujer, que el soberano alauí anunció a bombo y platillo en septiembre de 1992, ante un numeroso auditorio compuesto esencialmente por mujeres pertenecientes a las más diferentes asociaciones y colectivos feministas, acaban de publicarse en el Boletín Oficial del Estado marroquí. El resultado no puede ser más desesperanzador, según coinciden en asegurar las feministas.
Las modificaciones afectan a una serie de artículos de la Mudawana, el código nacional en el que se defienden los derechos de las personas en el ámbito familiar y que fue elaborado en 1957 por un grupo de siete notables, todos ellos varones. Las reformas se refieren a los trámites del matrimonio o al repudio, y con ellos se trata de poner fin a los casamientos pactados o de conveniencia, que normalmente se efectúan sin el consentimiento, e incluso el conocimiento, de la mujer.
Según la reforma, el tutor o representante de la mujer no podrá obligarla a aceptar un matrimonio que no desea, bajo ningún concepto, y quien así lo hiciera podría ser sancionado penalmente. Difícilmente, sin embargo, esta reforma podrá erradicar una práctica habitual en la sociedad marroquí, no sólo en la rural, sino también en la de las grandes ciudades, según la cual el padre o tutor pacta por la mujer el matrimonio con un hombre. Se trata, en la mayoría de los casos, de una decisión inapelable, ante la cual la mujer se siente impotente, si no quiere correr el riesgo de ser expulsada del domicilio.
La reforma establece también nuevos requisitos con los que se trata de frenar el uso a masivo e repudio de las mujeres, a riendo una vía jurídica ante los tribunales, garantizando los derechos de la esposa y homologando en la práctica el repudio al divorcio. Con esta fórmula, por ejemplo, se impide que el marido pueda abandonar a su cónyuge tras el simple requisito de anunciárselo verbalmente por tres veces.
Asimismo se han establecido restricciones a la poligamia, pero estas modificaciones no impiden que el varón, de acuerdo con las leyes religiosas emanadas del Corán, pueda tener hasta cuatro esposas, siempre y cuando pueda cubrir sus necesidades económicas. Pero la nueva ley obliga al varón a informar a la primera mujer y otorga a ésta el derecho a oponerse, e iniciar si lo desea el procedimiento de divorcio.
La reforma de los derechos de la mujer marroquí coincide con la llegada al Parlamento de las dos primeras diputadas de la historia del reino, elegidas en los comicios del pasado 25 de junio: Badia Skalli y Latifa Benani Smires. Hace una semana, cuando las dos mujeres, vestidas de blanco, se sentaron en sus escaños del Parlamento de Rabat, el rey Hassan II, que presidía la ceremonia, les dirigió unas palabras de bienvenida y les recordó que ellas solas representaban a todas las mujeres del reino, algo más del 50% de la población.
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