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El Consejo de Seguridad de la ONU respalda a Estados Unidos y autoriza el bloqueo naval de Haití

Antonio Caño

El miedo se ha apoderado de Haití en las horas en las que la colonia occidental abandona precipitadamente ese país y los buques de guerra norteamericanos navegan hacia sus costas para someterle al mismo bloqueo que un día sufriera su vecina Cuba. En una resolución que recuerda el lenguaje utilizado contra Irak, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas respaldó ayer la decisión estadounidense de enviar barcos a las aguas haitianas y amenazó con medidas más fuertes aún si el general Raoul Cèdras, que sigue aferrado al poder, no permite rápidamente la restauración de la democracia. La ONU evacuó a todo el personal que había enviado para supervisar la restauración de la democracia.

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Algunos de los seis barcos norteamericanos estaban ya anoche a pocas millas de Haití, y los demás llegarán en las próximas horas para hacer efectivo el bloqueo a partir de mañana, el día en que entra en vigor el embargo impuesto por la ONU. Aunque Estados Unidos ha solicitado a otros países, entre ellos Canadá y Argentina, que aporten sus propios buques a la operación, no le será muy difícil a la flota norteamericana controlar por completo el acceso a los únicos puertos con los que cuenta Haití.El viernes por la noche, Raoul Cèdras se reunió con dos emisarios estadounidenses -el diplomático Lawrence Pezzullo y el general John Sheenhan- en un último intento de resolver esta crisis, pero el hombre fuerte de Haití, que debía haber abandonado el poder ese mismo día, se niega a cumplir con el pacto que firmó en julio con el presidente en el exilio, Jean-Bertrand Aristide.

Ante la evidencia de que el conflicto no tiene por ahora solución pacífica, 300 civiles que se encontraban en Haití cumpliendo labores de asistencia humanitaria como funcionarios de las Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos abandonaron ayer el país. Sólo han decidido permanecer en la isla caribeña 35 miembros de esa misión, al frente de la cual está el emisario especial de la ONU, Dante Caputo. El ex canciller argentino confió en que la salida de su personal sea temporal.

Algunos de estos funcionarios internacionales dijeron tener datos de que varios seguidores del presidente Aristide han sido asesinados en distintas ciudades del país, en lo que parece ser un plan organizado por los jefes militares para acabar con la oposición antes de que la comunidad internacional tenga tiempo para reaccionar. El diario The Washington Post informaba ayer de que la persecución desatada contra los hombres de Aristide está dirigida por antiguos matones de la dictadura de Duvalier que han regresado a Haití en los últimos meses. Aristide, sacerdote salesiano católico suspendido por el Vaticano, ganó en 1991 las primeras elecciones democráticas de la historia de Haití, pero fue derrocado un año después por un golpe encabezado por el general Cèdras.

Cèdras envió en la noche del viernes una carta a Aristide en la que expresaba su deseo de abandonar la presidencia, pero bajo ciertas condiciones, entre ellas la promulgación de una ley de amnistía para los militares. Al parecer, Aristide accedió a la petición de Cèdras en un decreto enviado ayer a Haití, pero los juristas del régimen consideraron que no tenía validez.

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Periodistas que informan desde Puerto Príncipe cuentan que las calles de la capital haitiana están desiertas y dominadas por la angustiosa sensación de que un espantoso derramamiento de sangre está en puertas. Varias fuentes que conocen a fondo ese país coinciden en que los militares y la policía están dispuestos a cualquier cosa antes que entregar verdaderamente el poder en un país que la dictadura de la familia Duvalier dominó con mano de hierro durante casi 30 años.

Los militares haitianos creen contar con que el presidente Bill Clinton está con las manos atadas para reaccionar contundentemente. Una unidad de más de 300 marines norteamericanos se encuentra ya en la base de Guantánamo (Cuba) para tomar parte, si es necesario, en la evacuación del millar de ciudadanos estadounidenses, incluidos los funcionarios de la Embajada, que se encuentran en territorio haitiano.

Clinton no se refirió ayer a Haití en su habitual mensaje radiofónico de los sábados. Varios congresistas han advertido ya que Estados Unidos no debe involucrarse más en un conflicto en el que, según ellos, no están en juego intereses norteamericanos.

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