Clinton reitera su pleno apoyo a Yeltsin
El presidente de EE UU, Bill Clinton, insistió ayer en la necesidad de que su país y la comunidad internacional mantengan su apoyo al presidente Borís Yeltsin en el crítico momento por el que atraviesa el proceso de democratización en Rusia. "En estas circunstancias no podemos permitimos el lujo de flaquear en nuestra posición para darle cualquier tipo de excusas a la gente que claramente quiere abortar el proceso de elecciones y reformas" afirmó Clinton al dejar Washington con destino a California
Ante las dudas de varios comentaristas que en los últimos días han criticado las medidas tomadas por el presidente ruso, Bill Clinton declaró: "Yo sigo convencido de que Estados Unidos tiene que apoyar al presidente Yeltsin y al proceso que conducirá a elecciones limpias y libres".El presidente norteamericano dijo, que pese a los sucesos de ayer, siguen siendo todavía "una gran mayoría" las personas que apoyan Yeltsin. Clinton convocó en sesión de emergencia a los miembros de su Consejo Nacional de Seguridad para analizar la situación en Rusia. El titular de ese departamento, Anthony Lake, señaló que, de acuerdo a las informaciones en su poder, no es previsible el derrocamiento del actual presidente ruso.
Bill Clinton comentó que era claro que la violencia de las últimas horas en Moscú no era espontánea, sino que había sido provocada por elementos manejados por los opositores políticos de Yeltsin con intención de desestabilizar la situación. El presidente estadounidense repitió que, por ahora, Yeltsin sigue siendo la mejor garantía de democratización en Rusia. Clinton destacó también el esfuerzo realizado hasta ahora por el presidente ruso para evitar la represión contra sus rivales políticos.
El máximo mandatario norteamericano responsabilizó ayer al vicepresidente ruso, Alexandr Rutskói, y al presidente del Parlamento, Ruslan Jasbulátov, de la violencia desatada en la ciudad de Moscú.
Uso de la fuerza
La pasada semana, cuando tropas rusas cercaron el edificio del Parlamento ruso, donde están encerrados los diputados opositores de Yeltsin, el Gobierno norteamericano advirtió que no respaldaría una solución que supusiese el empleo de la fuerza. El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Andrei Kózirev, prometió al secretario de Estado norteamericano, Warren Christopher, que el desalojo del Parlamento se haría sin violar los derechos humanos de los ocupantes.
Ahora, Estados Unidos vuelve a adaptar precipitadamente su política a los acontecimientos para insistir en su respaldo a Yeltsin, a quien la Administración norteamericana parece defender porque no tiene otra alternativa. El Gobierno norteamericano ha entendido desde el comienzo de esta última crisis en Rusia que los opositores de Yeltsin sólo pretenden un retroceso en la democratización, mientras que el actual presidente es el mejor garante del proceso de reformas.
Strobe Talbott, un asesor y embajador especial de Clinton para Rusia, señaló ayer: "La Administración de EE UU piensa que el presidente Yeltsin hará y deberá hacer lo que sea necesario para evitar un gran baño de sangre".
Las preocupaciones del Gobierno estadounidense también apuntan a la capacidad nuclear de Rusia en el caso de que los enfrentamientos deriven en una guerra civil. El presidente de EE UU recibió en la pasada cumbre de Vancouver (Canadá) garantías absolutas de que las 30.000 cabezas nucleares de la antigua Unión Soviética estaban bajo un sólido y férreo control.
"No puedo imaginar una pesadilla peor [para la seguridad de Estados Unidos y del mundo] que una situación en la que se produjera una ruptura del orden y y un descontrol de las armas atómicas en un país como Rusia", declaró en aquella fecha el general de Estados Unidos John Shalikashvili.
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