Paradojas

Lo que son las cosas. El pasado 5 de septiembre fue mi cumpleaños y, por casualidad, me regalaron el disco Semilla del son, que es una maravillosa recopilación de música de baile cubana. Pues bien, leo en EL PAÍS del domingo 19 de septiembre, en Negocios, que el citado disco apenas había vendido en España, a julio de 1993, 11.500 ejemplares entre elepés, casetes y compactos, y eso que, según el artículo, en nuestro país hay un extraordinario auge de esta música y que, además, desde España se promueve la comercialización de los mercados latinoamericanos por el bloqueo de Estados Unidos. La paradoja me viene al recordar otro artículo que publicó su periódico hace unas semanas sobre la cantante Gloria Stephan, en el que se decía que esta artista norteamericana había vendido decenas de miles de discos en nuestro país por cantar música cubana y de salsa en español. ¿Cómo se justifica esta diferencia en la difusión de un disco y otro entre la gente dentro del mismo estilo musical? El derecho que asiste a cualquiera de apurar el filón de nuestros gustos musicales debería ser incompatible con las presiones de las empresas discográficas y de otro tipo, que acaban por imponer su producto entre la gente sencillamente porque no conocen otro.-