_
_
_
_

Y la diplomacia española alzó la voz...

., "Hubo 35 años de vasallaje, llevamos cinco años de asociación". Así resume un alto cargo de la Administración española la relación entre España y EE UU desde la firma, hace hoy 40 años, de los tres primeros convenios hispano-norteamericanos. Si hubiera que elegir una fecha para marcar el inicio de la transición de la subordinación a la relación relativamente equilibrada, sería el 10 de diciembre de 1987, el día en que la diplomacia española denunció los acuerdos bilaterales con Washington de amistad, defensa y cooperación.La medida unilateral se enmarca en la negociación derivada del referéndum sobre la permanencia en la OTAN. Iniciada en julio de 1986 y tendente a reducir la presencia militar norteamericana en España, la discusión se cristalizó en la salida de la base aérea de Torrejón de los 72 aviones F-16 estadounidenses allí estacionados. Por primera vez surgía un contencioso bilateral de envergadura entre Madrid y Washington, y, por primera vez también, la diplomacia española se atrevió a levantar la voz a la superpotencia.Logro de Fernández Ordóñez

Más información
Del vasallaje a la asociación

Lo hizo, paradójicamente, un político que rehuía los enfrentamientos, el entonces ministro de Asuntos Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez.

La determinación española hizo ceder a la Administración del presidente Ronald Reagan en la séptima ronda de conversaciones. El 15 de enero de 1988, el embajador de EE UU, Reginald Bartholomew, y su interlocutor español, Máximo Cajal, alcanzaban un acuerdo de principio sobre la retirada en tres años de los cazabombarderos y se empezaba a negociar un nuevo tratado de amistad similar a los vigentes entre EE UU y otros países de la OTAN. Al mes siguiente la OTAN aprobó la propuesta española de contribución a la Alianza Atlántica sin estar integrada en su estructura militar.

A pesar de que fue el primer país en 22 años -desde la iniciativa de De Gaulle de expulsar en 1966 a las tropas norteamericanas de Francia- que obligó a Washington a sacar a sus fuerzas de un país amigo, España ha seguido siendo un fiel aliado de EE UU.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Prueba de ello fue el enorme apoyo logístico que brindó a la superpotencia durante la crisis del Golfo (1990-1991). Washington supo agradecerlo y el entonces secretario de Estado, James Baker, recogió la sugerencia de organizar en Madrid la conferencia de paz árabe-israelí que se inauguró en octubre de 1991 en el Palacio Real.

Cinco años después de su adopción, tanto el tratado hispano-americano como la aportación española a la OTAN quedan, sin embargo, algo desfasados en un mundo en el que han desaparecido los bloques. El Partido Popular lo pide abiertamente y el propio Felipe González reconoce -lo dio a entender en la cumbre atlántica de Londres (1990)- que se podría repensar la relación de España con la organización de defensa.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_