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GOLPE DE ESTADO EN RUSIA

El Ejército ruso apoya a Yeltsin en la lucha por el poder con el Parlamento

El Gobierno estudia interrumpir "de manera civiliada" el funcionamiento del Parlamento disuelto

Pilar Bonet

Las Fuerzas Armadas de Rusia se someterán "exclusivamente" a las órdenes de Borís Yeltsin y no acatarán las órdenes del Sóviet Supremo, disuelto por el presidente el pasado martes en lo que, técnicamente, constituyó un indiscutible golpe de Estado, pese a incluir la promesa de elecciones legislativas democráticas en diciembre. Esta declaración del ministro de Defensa, Pável Grachov, que la situación sobre el terreno parece confirmar, favorece sus posibilidades de salir airoso de su reto con el Parlamento, en el que, según prometió ayer, renuncia al empleo de la fuerza contra sus adversarios. Un portavoz aseguró que Yeltsin controla el botón nuclear. Rusia, junto con Ucrania y Kazajstán, poseen unas 30.000 cabezas atómicas.

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Alexandr Rutskói, designado jefe de Estado por el Sóviet Supremo pocas horas después de la disolución de la Cámara decretada por Borís Yeltsin, no consiguió imponer ayer su autoridad sobre los organismos del Estado, especialmente el Ejército. Rutskói, que hasta el golpe, al menos, era el vicepresidente de Yeltsin, intentó en vano hablar con el jefe del Ejército, Pável Grachov, la noche del martes. "Lo intentó muchas veces, pero Grachov se escondió", manifestó a EL PAÍS un alto funcionario.Rutskói, militar condecorado en la guerra de Afganistán, ocupa una dependencia en el tercer piso de la Casa Blanca, la sede del Parlamento ruso, desde que Yeltsin le cerró las puertas del Kremlin a principios de septiembre. La escolta armada había sido reforzada junto a los aposentos de Rutskói, que ayer visitó, sin hacer declaraciones, el ex ministro de la Seguridad Víktor Baránikov, destituido por Yeltsin en julio.

La adhesión de los ministros de Interior, Seguridad y Defensa a Yeltsin inclinaba la balanza en la lucha por el poder del lado del presidente, aunque es pronto para excluir futuros enfrentamientos o provocaciones.

El Parlamento votó ayer a favor de pedir protección a las unidades militares. En algunos medios nacionalistas y procomunistas parece existir una tendencia a resistir hasta el final, pero anoche no estaba claro en qué medida todo ello no era sino un acto más en el juego teatral que desempeñan unos y otros.

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Objetivos económicos

Yeltsin intenta acorralar a sus enemigos

El equipo presidencial se esforzaba ayer en crear la impresión de que todo era normal y que el gran acontecimiento era el comienzo de la campaña electoral. En esta línea, Yegor Gaidar afirmó que va a concentrarse en tres objetivos básicos: no permitir la hiperinflación, continuar la liberalización de la economía y crear un sistema de defensa jurídica elemental de los empresarios y la propiedad privada. Gaidar se dispone a llevar adelante su re forma económica mediante decretos presidenciales, que tendrán un valor superior a disposiciones legales aprobadas anteriormente por el Parlamento, en caso de conflicto entre la voluntad presidencial y lo que aprobó en el pasado el Legislativo.El dólar se situó en 1.102 rublos, aumentando así su cotización en 66 rublos y reflejando la incertidumbre provocada por el presidente. Respondiendo a una pregunta de EL PAÍS sobre las conclusiones que Rusia puede sacar de las elecciones polacas, que han expresado el rechazo de una terapia de choque al estilo de Gaidar, el máximo responsable de la política económica reconoció que el nivel de descontento puede reflejarse en un futuro éxito electoral de un bloque de comunistas y nacionalistas. Agregó que los resultados del referéndum del pasado 25 de abril, que apoyó la política económica de Yeltsin, permiten abrigar confianza en el sentido común de la población.

El Gobierno examina varias alternativas para interrumpir "de forma normal y civilizada" el funcionamiento del Parlamento, según Vladímir Shumeiko. Entre las posibles medidas, Shumeiko mencionó el cese de los suministros de agua, gas y electricidad de la sede del Legislativo. Las líneas de teléfono internacionales e interurbanas del Parlamento, así como el sistema de comunicaciones gubernamentales fueron cortadas inmediatamente después de la intervención presidencial del martes.

Desde Italia, donde realiza una gira por varias ciudades, el ex presidente soviético Mijaíl Gorbachov declaró que espera que los dirigentes de su país tengan la suficiente conciencia para "no desencadenar un baño de sangre".

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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