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Grachov asegura que el Ejército esta con Yeltsin

El Ejército está con Borís Yeltsin y no habrá sorpresas desagradables para el presidente en este aspecto: así de claro fue ayer el mensaje del general Pável Grachov, el ministro de Defensa de Rusia. Grachov sigue siendo el titular real de esta cartera, ya que ningún oficial ha aceptado obedecer a Vladislav Achálov, el militar que, nombrado por el Parlamento, tenía la misión de, por lo menos, dividir a los uniformados.Grachov declaró que el Ejército no se mezclará en la lucha política mientras el país no esté en auténtico peligro de guerra civil, es decir, mientras no haya víctimas. "Haremos todo lo necesario para no permitir un derramamiento de sangre. Pero si esto ocurre, el Ejército no permanecerá neutral", subrayó. Por el momento, especificó Grachov, las Fuerzas Armadas "cumplirán exclusivamente" los decretos del presidente Yeltsin.Los otros dos ministerios que tienen tropas -Interior y Seguridad- también permanecen fieles a Yeltsin. Ya el mismo martes, Serguéi Filátov, jefe de la Administración del presidente, dijo estar seguro al ciento por ciento de la lealtad de estos ministerios. Víktor Yerin, el titular de Interior, declaró que las primeras encuestas realizadas entre los efectivos de las tropas que se le subordinan muestran que éstos "recibieron positivamente" el decreto de Yeltsin y su mensaje.

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Y si alguien intenta "resistir a las autoridades, la reacción del Ministerio del Interior será la que corresponda a las circunstancias", dijo Yerin. "Tenemos todo lo necesario, tanto fuerzas como medios, para poner coto a los delitos, independientemente de quien los cometa", agregó.

El vicepresidente, Alexandr Rutskói, que en la madrugada de ayer juró como presidente en funciones ante el Parlamento, no ha obtenido el apoyo de ningún militar, a pesar de que él mismo es general y héroe de la guerra de Afganistán. Los nombramientos simbólicos hechos por Rutskói y ratificados por el Parlamento al frente de los ministerios de Defensa, Interior y Seguridad tampoco, por el momento, han influido en la correlación de fuerzas, que es claramente favorable a Yeltsin.Profesionales

Ni Achálov, ni Víktor Baránnikov -al frente de la Seguridad-, ni Andréi Dunáyev como ministro del Interior han logrado dividir a los correspondientes ministerios. Y eso a pesar de que estos hombres elegidos por Rutskói son todos profesionales de sus ramos respectivos, por lo que, teóricamente, deberían tener partidarios entre sus ex colegas. El primero fue comandante de los paracaidistas en tiempos de la URSS, mientras que los otros dos -ambos generales- fueron ministros de Yeltsin.

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La famosa Unión de Oficiales, por su parte, se ha mostrado incapaz de movilizar a los adeptos suyos que decía tener en el Ejército.

La única amenaza militar para Yeltsin puede surgir de los generales con mando de tropa que se encuentran en los países que formaban la desaparecida URSS. Por ejemplo, Alexandr Lébed, el comandante del 14º Ejército ruso, con base en Moldavia, es conocido por sus críticas al Gobierno y por ser un hombre de acción; de ahí que podría representar un peligro potencial. La mayoría de los observadores piensa, sin embargo, que está lo suficientemente ocupado en el conflicto entre moldavos y rusohablantes como para decidirse a organizar una rebelión contra Moscú y desencadenar una guerra civil de imprevisibles consecuencias.

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