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Objeciones religiosas dificultan el último estreno de Birgit Cullberg

"Con todo respeto por la grandeza del arte de Birgit Cullberg, en el recinto de la iglesia Dios es más grande y está por encima de todo y de todos", escribió en un diario de Malmoe el pastor Thomas Larsson, de la iglesia San Juan de dicha ciudad, a propósito de la controversia desatada en torno al ballet Madre María de la gran coreógrafa sueca. Birgit Cullberg, que recientemente cumplió 85 años, está librando una de sus últimas batallas para estrenar en una iglesia de Suecia dicha obra, en la que ha invertido cinco años de trabajo.

Después de varias tentativas infructuosas en Estocolmo, incluso ante la catedral de esta ciudad, optó por dirigirse a la iglesia de Nykoping, una ciudad de 50.000 habitantes a 60 kilómetros al sur de Estocolmo en la que nació la bailarina. El consejo de la iglesia argumentó en su negativa que la obra "distorsiona el mensaje cristiano".

Un par de escenas del montaje han molestado a las autoridades eclesiásticas y a los feligreses: una de ellas se refiere a las relaciones entre María y el Espíritu Santo, que aparecen cargadas de sexualidad, y la otra es una escena final en la que María baila en torno a una cruz. Cullberg ha dicho que "algún padre debe haber tenido Jesús", y añadió que considera la cruz "un símbolo del sufrimiento antes que de la cristiandad".

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