Los nuevos anclajes, del faro de Moncloa, a prueba de fuertes vientos
El traje de acero del faro de Moncloa, con sus nuevos anclajes, resiste una carga equivalente a un viento de 160 kilómetros por hora. Éste es el resultado de las primeras pruebas de laboratorio realizadas por el Instituto de Técnicas y Materiales de Construcción (Intemac) por encargo del Ayuntamiento de Madrid. Esta empresa termina hoy la inspección del nuevo sistema de sujeción de las placas, que un equipo de obreros alpinistas ha instalado después de que se desprendieran cuatro planchas el pasado 9 de agosto. El diagnóstico definitivo se conocerá en una semana.
El director de control de obra de Intemac, Juan María Cortés, explica que los primeros ensayos consistieron en colocar un recipiente de plástico cargado con 500 kilos de agua sobre las placas de acero. Estas van sujetas a unas barras con los nuevos anclajes (seis tornillos de acero que se suman a los seis remaches anteriores).La carga de agua equivale, explica Cortés, a la fuerza que ejercería un viento de 160 kilómetros por hora sobre el traje de acero. Una segunda prueba comprobará la seguridad de los tornillos, y, finalmente, se realizarán más ensayos sobre los paneles para asegurar que la resistencia no es sólo teórica: las placas, con un peso aproximado de 65 kilos cada una, no tienen todas las mismas dimensiones ni están taladradas en los mismos puntos.
Con ello se pretende comprobar que la instalación de los nuevos anclajes es correcta. Precisamente los errores en la ejecución de la obra han sido la razón de que hayan fallado las anteriores sujeciones, según los técnicos municipales.
El faro de Moncloa, de 92 metros de altura, es un proyecto del arquitecto Salvador Pérez Arroyo, pero la obra no fue dirigida por su autor, quien advirtió al Ayuntamiento del "estado de abandono, la suciedad y la falta de revisión" del edificio seis días antes de que se desprendiesen las placas.
Cerrado hasta septiembre
El faro de Moncloa, que ilumina la zona del arco de la Victoria, costó 630 millones de pesetas, un 85% más de lo presupuestado. La torre, que permanece cerrada al público desde principios de mes, fue inaugurada en febrero de 1992 y volverá a abrir en la primera quincena de septiembre, cuando se terminen las inspecciones de seguridad.La empresa constructora, Entrecanales y Távora, ha tenido que hacer frente a los gastos de reparación del revestimiento de acero por estar el edificio todavía en periodo de garantía.
En principio estaba previsto que se instalase allí un centro de comunicaciones, pero finalmente sólo se instaló un mirador y una antena de radio que ni siquiera da servicio a la Policía Municipal porque la que tienen en la Torre de Madrid ofrece mejor cobertura.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.