Greenpeace tapona la chimenea de una incineradora de residuos tóxicos

Cuatro miembros de la organización ecologista Greenpeace colocaron ayer un gran tapón simbólico en la chimenea de la incineradora de residuos tóxicos que la empresa multinacional de origen belga Solvay pretende poner en funcionamiento en Martorell (Barcelona). El objetivo de esta protesta, es "evitar la emisión por la chimenea de sustancias cloradas tóxicas, entre ellas dioxinas, que son cancerígenas y dañan, incluso en dosis mínimas, al sistema endocrino, reproductor, nervioso e inmunitario".Más de 975.000 personas de 42 localidades cercanas a Martorell estarán expuestas a las emisiones tóxicas, se dice en el estudio de impacto ambiental presentado por Solvay. En marzo pasado esta empresa fue acusada por el fiscal de delito ecológico por un presunto vertido de aguas residuales altamente contaminantes al río Llobregat.

Para, Greenpeace, la decisión de poner en marcha la incineradora "es una muestra de la intención de la empresa de mantener sus sectores industriales más contaminantes en los países del sur de Europa, donde las regulaciones son menos estrictas".

Por otro lado, la empresa municipal de Aguas y Alcantarillado de Palma ha facturado a Greenpeace 27.000 pesetas por la limpieza de la entrada del Consell Insular de Mallorca, que la organización ecologista bloqueó con materiales para reciclar.