La reforma de la ley electoral cierra una era en Italia
Con la aprobación ayer por la Cámara de Diputados de la reforma de la Ley Electoral del Senado -la noche anterior éste había dado vía libre a la de la Cámara Baja- se cierran más de 40 años de una vida política italiana basada en la corrupción y el tráfico de influencias. Se pretende así cambiar la cara de una república que ve en el sistema uninominal mayoritario con que, a partir de ahora, se elegirá el 75% de los escaños, y en la cancelación del voto de preferencia a un candidato, la fórmula de limpieza de un estado de cosas en el que la compra y Venta de sufragios no ha sido algo excepcional.La nueva Ley Electoral sufrió el martes el último frenazo cuando el neofascista Movimiento Social Italiano (MSI) logró mitigar la obligación de alternar las candidaturas de hombres y mujeres en el 25% de escaños que seguirán eligiéndose por el sistema proporcional. Será el Gobierno el encargado de poner el parche que dulcifique la paridad que el texto proponía.
La reforma prevé una serie de instrumentos que la mayoría del Parlamento considera positivos para dar vida a la Segunda República, además de suponer esa transición indolora del viejo al nuevo sistema que pretendían tanto el presidente de la República, Óscar Luigi Scalfaro, como el jefe del Gobierno, Carlo Azeglio Ciampi.
Ciampi saludó ayer la aprobación de la ley, a la que calificó de "manifestación de la vitalidad y solidez de las instituciones republicanas", y dijo ver confirmado "una vez más que el país, bajo la guía del jefe del Estado, tiene la capacidad de renovarse profundamente con la simple aplicación de las vigentes reglas constitucionales, sin procedimientos extraordinarios".
El ministro para las Reformas Institucionales, Leopoldo Elia, uno de los padres del texto, siguió el tono general de "satisfacción sin entusiasmos" con que se votó ayer en el Parlamento. "Ésta es una ley buena si no se pretende demasiado", aseguró Elia, quien dijo que, además de los textos, es necesaria la política. Excluyó que se pueda fijar fecha para las elecciones, visto que hay que rediseñar los colegios, revisar dentro de tres meses, como es preceptivo para las normas que modifican la Constitución, el texto aprobado ayer, que instituye el voto de los italianos residentes en el extranjero, y perfeccionar todos los instrumentos de actuación de esta normativa en el plazo máximo de cuatro meses.
Nada hace prever que no se vaya a mantener el calendario que incluye convocar elecciones en los primeros meses de 1994. Parece difícil acceder de inmediato a la petición que ayer hizo el líder del movimiento La Rete, Leoluca Orlando, de disolver inmediamente un Parlamento "compuesto mayoritariamente por personas sometidas a investigación judicial"; o a la del secretario del Movimiento Social, Gianfranco Fini, quien pidió elecciones anticipadas.
Por otra parte, la Cámara Baja italiana votó por 300 votos a favor, 146 en contra y 16 abstenciones, el levantamiento de la inmunidad parlamentaria de Bettino Craxi, que será procesado por corrupción. Ayer mismo, el ex secretario socialista comparecía ante esta instancia para sostener, una vez más, que se considera un chivo expiatorio. Los parlamentarios, sin embargo, no autorizaron su detención.
Craxi no dio la espantada con la que había amenazado desde el semanario Panorama cuando dijo: "Si esto sigue así contra mí, me quito de en medio".
El ex secretario socialista dijo que su partido no tiene nada que ver con las comisiones millonarias del caso Enimont, y pidió que los jueces actuaran contra el Partido Democrático de la Izquierda (PDS), por haber recibido, aseguró, financiaciones muy superiores a las del PSI.
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