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Israel declara un alto el fuego en Líbano y Hezbolá pone fin a sus ataques

Israel declaró ayer, al sexto día, el alto el fuego en la Operación Ajuste de Cuentas desencadenada desde el pasado domingo contra posiciones de la guerrilla del Hezbolá en el sur de Líbano. El Ministerio de Defensa anunció que los bombardeos más intensos que ha sufrido Líbano en los últimos 11 años, y que han costado del orden de 130 vidas, quedaban suspendidos desde las 18.00 (17.00, hora peninsular española). Poco tiempo después, el Hezbolá anunciaba a su vez que, aunque mantenía su lucha contra la ocupación israelí, ponía fin a los disparos de cohetes contra territorio hebreo.

Los primeros testimonios indicaban anoche que el alto el fuego parecía globalmente respetado en el conjunto de lo que fue el escenario de los enfrentamientos. Apenas se señalaban incidentes aislados.La decisión de alto el fuego recibió en Jerusalén el apoyo condicional de la oposición derechista. "Sólo podemos aplaudir si el objetivo de la operación ha sido realmente alcanzado" declaró anoche Benyamin Netanyahu, número 1 del Likud.

"Hemos alcanzado nuestros objetivos", había asegurado poco antes el primer ministro israelí, Isaac Rabin, informa desde Jerusalén Víctor Cygielman. "Creo que si el entendimiento al que hemos llegado se concretiza sobre el terreno, estará garantizada la seguridad de los habitan tes del norte de Israel", añadió el primer ministro.

Rabin aseguró que las garantías de las que disponía respecto del final de los ataques del Hezbolá eran "la potencia de nuestro Ejército, la fuerza de resistencia de nuestra población del porte del país, el entendimiento con los Estados Unidos y, espero, la voluntad de los sirios de proseguir con el proceso de paz". La impresión general en Israel es que Damasco jugó un papel importante en las gestions diplomáticas de estos últimos días.

La agencia de noticias egipcia Mena señaló que el pacto se había alcanzado gracias a las gestiones del secretario de Estado norteamericano, Warren Christopher, ante las autoridades de Israel, Líbano y Siria. El portavoz del departamento de Estado, Michael McCurry, expresó anoche la "satisfacción" de su gobierno por "el fin de la violencia en el sur de Líbano y en el norte de Israel"

El papel de Christopher

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El secretario de Estado norteamericano, Warren Christopher, que llegará mañana o pasado a la zona, había estado manteniendo contactos permanentes con los Gobiernos de Israel, Siria y Líbano para tratar de buscar una solución a los enfrentamientos. Los ministros de Exteriores de la Liga Arabe, por su parte, ya habían pedido desde Damasco al Consejo de Seguridad de la ONU que tomara "las medidas necesarias" para obligar a Israel a retirarse del sur de Líbano.El titular de Exteriores sirio, Faruk al Shara, había pedido a Estados Unidos que intensificara sus gestiones para detener los bombardeos. De lo contrario, dijo, su credibilidad en las conversaciones de paz sobre Oriente Próximo quedaría en entredicho. Israel, por su parte, sólo daba crédito a la promesa del Hezbolá de poner f in a sus ataques si venía avalada por el Gobierno de Damasco. Mientras tanto, la Organización para la Liberación de Palestina acusó a EE UU de ser cómplice de Israel en lo que calificó de intento de "doblegar a los árabes en las negociaciones de paz" de Washington.

Antes de la entrada en vigor del alto el fuego, la aviación israelí había seguido atacando ayer, por séptimo día consecutivo, las bases de la guerrilla integrista Hezbolá en el sur de Líbano, después de que el grupo proiraní hubiera lanzado cohetes katiushas sobre el norte de Galilea. El único viso de que pudieran terminar los ataques desencadenados el pasado domingo eran las declaraciones realizadas por un portavoz isarelí, quien manifestó que su Gobierno estaba "considerando seriamente" el poner fin a los bombardeos. Ya antes, un alto funcionario libanés había recalcado: "No puedo comentar oficialmente, pero parece que se va a poder alcanzar un alto el fuego".

Estas palabras sonaban cuando los israelíes llevaban varias horas atacando el sur de Líbano, operación de castigo que empezaron. por la mañana después de que Hezbolá atacara una de las bases de las milicias pro-israelíes del sur del Líbano. Cuatro aviones israelíes rea izaron varias incursiones en el valle de la Bekaa, controlado por Siria. Simultáneamente, las posiciones artilleras reanudaron los bombardeos contra la región de Sidón y Tiro.

Hasta ahora, 130 personas han muerto y más de 500 han resultado heridas en esta campana que provocó también un flujo de casi medio millón de refugiados, según cifras de fuentes libanesas. Los primeros de ellos ya empezaron anoche a volver a sus hogares tras el anuncio del alto el fuego.

Es el caso por ejemplo de la ciudad de Tiro, abandonada durante los bombardeos por las tres cuartas partes de sus 75.000 habitantes. Testigos presenciales aseguraron que varios combatientes del Hezbolá, con sus armas, volvían en medio de los refugiados.

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