Del azar a la gloria
Alicia Alonso bailó su primer Giselle por azar. Fue el 2 de noviembre de 1943, en el viejo edificio del Metropolitan Opera House de Nueva York, cuando ya formaba parte del ballet Theatre of New York. Ese primer Giselle fue producto de la casualidad y resultó su consagración absoluta. La gran bailarina inglesa Alicia Marcova no pudo interpretar el papel debido a una enfermedad y recomendó a Alonso para sustituirla. Según Marcova, la bailarina cubana era la única que podía preparar un papel de tales exigencias en tan poco tiempo. Ello pese a que Alonso terminaba su recuperación de la primera operación que se le practicó a causa de un desprendimiento de retina. El resultado de esa primera representación fue la aclamación unánime del público y de la crítica más exigente y su consagración absoluta.A partir de entonces, Alicia Alonso ha bailado Giselle en muchas ocasiones, con las figuras masculinas más famosas del mundo. Además, hizo una nueva versión de la obra que, según expertos, es una de las mejores en la historia del ballet.
Tanto así que Raymond Franchetti, director de la ópera de París, decidió incluir la versión de Alonso en el repertorio de su compañía a finales de los años sesenta. Hay que recordar que Giselle apareció por primera vez en 1841 precisamente en la ópera de París, y en esta ocasión fue bailada por Carlota Grissi. Franchetti argumentó que la versión de la cubana se acercaba mucho más al espíritu del original y que tenía una lógica dramática más cercana y comprensible al público actual.
Las innovaciones introducidas por la bailarina son fundamentalmente la recuperación e incorporación de pasajes pantomímicos. Alicia Alonso fue también la primera gran artista de una compañía norteamericana que bailó Giselle en el teatro Bolshoi de Moscú (1952). Allí consiguió un triunfo absoluto, que fue silenciado por la prensa norteamericana de la época.
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