Y ahora, Daimiel

Sting es un artista de un frenesí vital incontestable. Es aquel que recreó a The Ace en Quadrophenia (1979), desdoblándose en botones de hotel y líder de los mods. También al barón Frankenstein en La prometida (1985), poco después de transformarse en villano en Dune (1983) y en el Barón de Munchausen en 1989, el mismo año que protagonizó en Nueva York la ópera de los tres peniques, de Bretch y Weil. También fue amante de Merryl Streep en Plenty y de Katheleen Turner en Julia y Julia, antes de acompañar a Melanie Griffilth en Stormy Monday.Y entre actriz y actriz, polémica. En octubre de 1991, soltó la bomba: "El rock es un perro bastardo que roba cualquier fuente musical que tenga a mano. Es reaccionario e impide el progreso. Es la. tiranía de lo banal". Sus palabras armaron el revuelo de, lo veraz cuando incomoda, especialmente por salir de la boca de un músico en la picota de la controversia por sus posiciones ecológicas.

"Hemos hecho muchos amigos, algunos enemigos; desde luego, hemos sido noticia" escribía Sting en 1989, tras un viaje por el Amazonas. Fue el origen de su libro El Amazonas, la lucha por la vida, que cinco años más tarde matizaría: "Te enamoras de la idea del primitivismo e idealizas a los indios. Pero te das cuenta que poseen las mismas debilidades que nosotros. Ahora mis ideas sobre ellos son muy distintas".

En su gira española, Sting llega a Dalmiel en un momento en el que el Parque Natural de Las Tablas se encuentra en una situación crítica. Todos esperan que su actuación sea algo más que música. Que sirva de llamada de atención para salvaguardar su futuro a través de la concienciación colectiva. Y Sting, una vez más, en el papel de artistaconcienciador.