_
_
_
_
_

El Gobierno prepara la dimisión de Mohedano

Presiones para que el diputado abandone el cargo de secretario del Grupo Socialista

El Gobierno y el Grupo Parlamentario Socialista debatieron ayer la necesidad de poner fin al caso Mohedano por el daño que causa a la nueva imagen que quiere acuñar el PSOE. El escándalo provocado por la vinculación del diputado José María Mohedano a las empresas del constructor Pinto Fontán —que ha dejado un reguero de deudas tras sus operaciones inmobiliarias— no permite otra salida que la dimisión de Mohedano como secretario del grupo parlamentado, según informaron ayer fuentes del PSOE. El presidente del Grupo Parlamentario Socialista, Carlos Solchaga, afirmó a las nueve de la noche, tras una jornada intensa en contactos y reuniones, que "el grupo conocerá este problema el próximo jueves". Mohedano no presentó carta de dimisión.

Más información
Mohedano medió ante el alcalde de Valladolid en nombre del constructor Pinto Fontán
De abogado del PCE a dirigente del PSOE

El pleno de los diputados del PSOE, que fue quien le eligió en votación, tendrá que tomar la decisión sobre si Mohedano abandona o no su cargo de secretario del Grupo Socialista. Este hecho, ratificado por el propio Solchaga, se convirtió en el obstáculo para tomar ayer la decisión y publicar el comunicado que el presidente-portavoz de los parlamentarios socialistas había anunciado horas antes. Fuentes gubernamentales aseguraron anoche que la decisión sobre el caso Mohedano estaba aún pendiente de una entrevista entre Solchaga y el propio Mohedano y de la reunión del jueves del Grupo Socialista.

Mohedano, que acudió por la tarde a la sede del Congreso, afirmó: "Nunca firmaré una carta de dimisión, si eso significa asumir algún comportamiento incorrecto". Sin embargo, añadió: "Desde el momento en que salí elegido diputado, mi cargo está a disposición del partido". La tesis de que el diputado no ha hecho "nada deshonroso ni reprobable" en su actividad de asesor legal de empresas constructoras fue calificada de "correcta" por Solchaga.

La solución al caso Mohedano fue tratada ayer al máximo nivel. Por la mañana, el presidente del Gobierno, Felipe González, se reunió en La Moncloa con el vicepresidente. Narcís Sena; el ministro de la Presidencia, Alfredo Pérez-Rubalcaba, y Carlos Solchaga. Fuentes oficiales afirmaron que el objetivo de la reunión era analizar la estrategia parlamentaria de la nueva legislatura, que "se inicia con proyectos de ley pendientes de gran trascendencia". Sin embargo, no ocultaron que la difícil situación desatada tras las informaciones que vinculan a Mohedano con un constructor "había sido tratada".

González, "informado"

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Solchaga despejó poco después cualquier duda al afirmar que "había informado al secretario general del PSOE" del asunto. El escándalo surgió mientras González participaba en Salvador (Brasil) en la III Cumbre Ibero americana de jefes de Estado y de Gobierno.

Ante el acoso de los informadores, Solchaga afirmó al medio día que "en las próximas horas se daría a conocer una decisión". Esta misma frase fue el recurso del portavoz parlamentario socialista cuando, a las seis de la tarde, acudió a la sede del grupo. Luego, según algunas fuentes, por discrepancias sobre la forma en que debe presentarse la salida a esta crisis, no hubo nota oficial.

"Hay que distinguir entre dos cosas: una, que jurídicamente todo es absolutamente no reprochable [la actuación del diputado Mohedano como defensor y asesor legal de empresas vinculadas al constructor Pinto Fontán], y otra, que políticamente se tenga que hacer una valoración", explicó Solchaga.

La valoración que ayer se hacía en el Gobierno y en el órgano de dirección de los diputados socialistas era la conveniencia o no de una dimisión inmediata de Mohedano de su cargo.

El propio Mohedano dio a entender por la mañana a algunas personas su intención de dimitir en la próximas horas (en algunos medios se apunó incluso la posible renuncia al acta de diputado por Valencia, conseguida en las pasadas elecciones). A mediodía anunció que no asistiría a la comida que tenía prevista en Miraflores de la Sierra (Madrid), donde se celebraba el curso de periodismo jurídico en el que había comprometido su participación. En este seminario tenía previsto dictar una conferencia sobre Casos Penales: importancia jurídica e interés periodístico.

En medio de las dos llamadas, el diputado mantuvo contactos con el presidente del Grupo parlamentario Socialista. Mohedano asistió a la reunión de la Mesa del Congreso. A la salida, a preguntas de este periódico sobre su inminente dimisión, declaró: "Estoy pendiente de una conversación con Solchaga". Por la tarde, tras mantener una entrevista con el vicepresidente primero del Congreso, José Beviá, declaró a Efe y a Europa Press: "Todavía no he decidido nada. Quiero que me digan qué cosa incorrecta he hecho. Porque hay incluso algunos miembros del grupo socialista que pueden ir diciendo alguna cosa por ahí. Y yo lo siento mucho, pero pueden ir a por lana y salir trasquilados". A continuación matizó que no se refería a compañeros del PSOE, sino a "gente" en general.

Responsables del Gobierno dieron ayer por inminente la dimisión del parlamentario, aun que se remitieron en todo momento al comunicado que debía hacer público Solchaga. Incluso se barajó en el Congreso el nombre de Jesús Caldera, diputado por Salamanca, como su posible sustituto en el cargo de secretario del Grupo Socialista.

Responsabilidad política

Las informaciones sobre la vinculación de Mohedano con empresas constructoras han provocado una riada de declaraciones sobre la necesaria incompatibilidad de los parlamentarios para ejercer actividades privadas. De hecho, en la presente legislatura los diputados y senadores ya están sometidos a un régimen de incompatibilidades estricto y tienen que pedir autorización expresa para el desempeño de "cualquier otro puesto, profesión o actividad, públicos o privados, por cuenta propia o ajena, retribuidos mediante sueldo, salario, arancel, honorarios o de cualquier otra forma".

Desde que estalló el escándalo el pasado día 15, el silencio ha sido la tónica de respuestas en las filas socialistas ante el caso Mohedano. La excepción fue el presidente de la Comunidad de Madrid, Joaquín Leguina, quien declaró que "Mohedano debería abandonar la política". Esta tesis fue abonada en privado por algunos diputados socialistas. Otras fuentes señalaron ayer que algún miembro del Gobierno aconsejó en días pasados a Mohedano que lo mejor que podía hacer era dimitir.

Aunque la actuación del diputado socialista pueda ser jurídicamente irreprochable, la dimisión defendida en sectores del Gobierno y del partido se basa en la necesaria coherencia con el mensaje de apertura, limpieza y renovación defendido por el líder socialista durante la pasada campaña electoral.

Con anterioridad, el 25 de marzo, Felipe González había anunciado ante los estudiantes de la Universidad Autónoma de Madrid que los miembros del PSOE "serán responsables políticamente, más allá de la calificación jurídica" de sus actos. Este compromiso, asumido al hilo del asunto Filesa, "sigue siendo válido", afirmó ayer un dirigente socialista.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_