_
_
_
_
III CUMBRE IBEROAMERICANA

Castro desoye la petición de apertura de González

El líder cubano se muestra dispuesto a iniciar un diálogo directo y sin condiciones previas con Estados Unidos

A la tercera no fue la vencida. El jefe de Estado cubano, Fidel Castro, y el presidente del Gobierno español, Felipe González, se entrevistaron ayer de madrugada, al margen de la III Cumbre Iberoamericana, por tercera vez en cuatro años. A pesar de la insistencia de su interlocutor español, Castro no dio la menor indicación de que piense democratízar su régimen. En declaraciones a la prensa brasíleña, el líder cubano, sí se mostró en cambio dispuesto a mejorar sus relaciones con Estados Unidos e iniciar un diálogo directo y sin precondiciones con Washington.

Más información
Los latinoamericanos se quejan del proteccionismo de Europa y de EE UU
Fidel protagonizó el 'show'

ENVIADOS ESPECIALESAntes de entrar en el hotel en que se hospedaba González, Castro anticipó a la prensa que hablaría del vino de. jerez y del jamón de jabugo. Dentro pidió precisamente un jerez, pero el bar carecía de esa bebida y acabó tomando una manzanilla de Sanlúcar de Barrameda por consejo del jefe del Gobierno español, que encargó lo mismo.Como en sus anteriores encuentros -en Guadalajara (México) en julio de 1991, y en Brasilia en marzo de 1990-, González no se anduvo por las ramas. Insistió a su interlocutor en la urgente necesidad de insertar a Cuba en la corriente democrática que recorre América Latina y poner así fin al sufrimiento del pueblo cubano por la falta de libertades y, sobre todo, por la gran penuria económica.

Como en las precedentes entrevistas, Castro hizo oídos sordos. Hubo, sin embargo, una diferencia importante. El coman dante dejó entrever que promoverá una cierta apertura económica, como la autorización a los cubanos de abrir cuentas en dólares. "Pensarnos que no se establecerán límites, siempre que sean bien adquiridos", declaró Castro. Desde junio, los cubanos pueden aceptar propinas en dólares, lo que de hecho venían haciendo desde hace años. "La gravedad de la crisis le obliga ahora a introducir dósis homeopáticas de economía de mercado", comentó un diplomático.

Cambio económico

El ministro español de Exteriores, Javier Solana, se encargó de dar cuenta, a la prensa de la entrevista, pero dedicó más tiempo a hacer valoraciones generales de la cumbre que a informar de lo tratado. "Siempre pensamos", acabó declarando a propósito de Cuba, "que unas transformaciones económicas tienen como consecuencia con el tiempo una transformación política".Pero Castro no dio a entender que proyecte la menor apertura política cuando González le habló del disidente Elizardo Sánchez, a quién recibió hace poco en la Moncloa. Tampoco cuando, en respuesta a una pregunta, el jefe del Gobierno español le recalcó que la Unión Europea se hacía entre países con sistemas políticos democráticos homologables, lo que no puede suceder en Latinoamérica porque existe la excepción cubana. Por lo demás, Castro felicitó a González por su éxito electoral en junio y le contó que había visto por televisión los debates que mantuvo con José María Aznar.

La entrevista fue, no obstante, algo menos cordial que las anteriores, según algunos testigos del inicio de la charla. El Rey, en cambio, sí bromeó con Castro en más de una ocasión por los pasillos del edificio que alberga la cumbre de Salvador, capital del Estado brasileño de Bahía.

Fidel Castro, en declaraciones a la prensa brasileña señaló que estaba dispuesto a iniciar negociaciones directas con Estados Unidos. Y aunque señaló que ese diálogo debía producirse sin precondiciones, dijo con pasión: "No negociaremos ni la revolución, ni las conquistas del socialismo. Negocio hasta mi vida, pero no mi país".

Menem, el crítico

El más crítico con Castro fue el presidente argentino, Carlos Menem, quien modificó su discurso en una línea más dura contra Cuba a última hora para añadir: "Es intolerable que todavía existan regímenes dictatoriales que destruyan en su dignidad y capacidad de trabajo al hombre".A su llegada a Bahía el miércoles, el presidente de Argentina, Carlos Menem, fue conciliador con Fidel Castro. Dos semanas antes había sido el primer jefe de Estado latinoamericano recibido por el presidente Bill Clinton en los jardines de la Casa Blanca y aparentaba querer jugar un papel mediador entre Cuba y Estados Unidos.

Fidel Castro no pidió nada a Felipe González, pero horas antes, en el discurso que pronunció en la reunión plenaria de la cumbre, el líder cubano sí solicitó "solidaridad a los hermanos de América Latina".

El presidente saliente de Bolivia, Jaime Paz Zamora, pidió la palabra al final de la sesión de ayer para contestarle. "Me permito pedir", dijo, "que Cuba se ayude a si misma ayundándonos a ser plena y eficazmente solidarios con ella". De lo contrario "la solidaridad con Cuba ( ... ) es una solidaridad que se nos hace cada día más difícil ejercerla", añadió el mandatario.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_