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Elliott: "Los historiadores debían haber previsto el retorno del nacionalismo"

El hispanista británico asegura que no quiere crear escuela con sus investigaciones

Francesc Valls

"Ha sido un gran faflo de los historiadores no ver que el nacionalismo y el fundamentalismo regresaban" asegura John H. Elliott, historiador y profesor de la Universidad de Oxford. El autor de la popular biografla del conde duque de Olivares asiste este fin de semana al congreso internacional La historia a debate, que se celebra en Santiago, de Compostela. El hispanista afirma que no quiere crear escuela con su línea investigadora.

Para este historiador, nacido hace 60 años en Reading (Reino Unido), la imprevisión de los expertos en historia se hace extensiva a la caída del muro de Berlín, aunque, como atenuante, afirma que "hay momentos en los que se aceleran los acontecimientos; 1789 [Revolución Francesa] y 1989 han sido afios de esas características". Ahora, tras la imprevista explosión nacionalista, los historiadores se encuentran inventando la tradición, según expresión de Eric Hobsbawin.Elliott, al contrario que su colega británico, no ve nada de malo en ello. "Todas las naciones han inventado su historia desde siempre". Cada nación, a juicio de Elliott, necesita de su historia para dar coherencia a su sociedad, y lo importante es que la crítica se tolere. Pero ahora, la gran preocupación investigadora del historiador británico no se centra en estos asuntos, sino en la llamada historia comparada. Elliott está trabajando -como ya hiciera con Richelleu y Olivares- en una comparación entre las colonizaciones españolas y británicas de América.

Nuevos problemas

"Es una tarea muy complicada, porque cada vez aparecen datos nuevos. Por ejemplo, los españoles se relacionaban con las indias y los británicos lo hacían en menor medida. Me he puesto a buscar soluciones en la historia y he visto que los ingleses, cuando colonizaron Irlanda en la Edad Media, sí se relacionaban con irlandeses, a pesar de la prohibición de matrimonios, porque creían que, en caso de producirse éstos, degeneraría la raza. Como se ve, pues, la historia comparada suscita nuevos problernas", dice. Con su línea investigadora, Elliott asegura no querer crear escuela. Se confiesa preocupado, sin embargo, por la pérdida de dominio de las viejas escuelas histo ri o gráficas, como la que gira alrededor de la revista Annales (fundada en 1929), y agrega que "el método marxista ha sido muy fructífero para las ciencias históricas". "Yo siempre he rechazado lo que de determinista tiene el mé todo marxista. No creo que pre domine la estructura social, ni la lucha de clases, ni la economía; para mí, la gran fascinación de la historia es lal interacción entre los hombres y el medio", dice.

Elliott rechaza el retorno de la historiografia conservadora, a la que considera también determinista.

"Si uno piensa en los grandes problemas de Europa en los siglos XVI y XVII [las crisis de las cosechas], por ejemplo, ve que la gente buscaba soluciones como la expansión fuera del Viejo Continente; y también se ve que los hombres consiguieron cambiar los parámetros de su mundo. Por tanto, no puedo coincidir de ninguna forma con el determinlsmo".

La llegada de la crisis de las corrientes historiográficas que buscaban explicaciones totales ha llevado consigo una mult iplicación de tendencias, muchas veces con escaso contacto entre sí.

"Ahora, sin embargo, hay mucha atomización, cada uno se queda en su rincón, sin coherencia, y hay que sintetizar de nuevo entre corrientes históricas", subraya. Pero no va a ser fácil, por ejemplo, con la microhistoria, que también tiene sus encantos. Lo que haga una monja italiana [Italia es el país en el que más se ha desarrollado la microhistoria] a mediados del siglo XVII no tiene gran ímportancia, si no es ejemplar en algo", concluye.

El congreso internacional La historia a debate, patrocinado por Xacobeo 93, en colaboración con las universidades de Santiago de Compostela e institutos de historia universal de París, Rusia, Nueva Yoric, Lisboa y Venecia, se clausura hoy con la asistencia de un millar de historiadores.

En las últimas sesiones se celebró una mesa redonda sobre la historia entre la ciencia y la vulgarización, presidida por Alain Boureau.

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