El registro fósil muestra que había bacterias hace 3.465 millones de años
El paleobiólogo William Schopf ha presentado en el Congreso Internacional sobre el Origen de la Vida sus últimos trabajos, que muestran que hace 3.465 millones de años había ya en la Tierra seres similares a algunas bacterias que aún subsisten. "Algunos microfósiles que hemos hallado en el Oeste de Australia son morfológicamente muy parecidos a las cianobacterias y es muy probable que fueran bioquímica y morfológicamente muy complejos", subrayó ayer.Por una serie de indicios parece cierto, prosiguió Schopf, que los seres que han dado lugar a esos microfósiles, los más antiguos jamás hallados, llevaban a cabo la fotosíntesis", una tarea que desarrollan ahora las cianobacterias y, gracias a ellas, las plantas.
La fotosíntesis permite convertir la energía solar en energía química utilizable por la célula a partir -en alguna de sus formulaciones- del dióxido de carbono y el agua, dando como residuo oxígeno molecular.
La transformación de una atmósfera primitiva sin oxígeno, a la actual, en que ese gas constituye el 21%, se relaciona directamente con la actividad biológica.
El hallazgo de Australia, subrayó el propio Schopf, contribuye a mostrar una rápida aparición de la vida en la Tierra, dado que se trata de organismos ya muy complejos existentes sólo 1.000 millones de años después de la formación del planeta, que tiene una edad de 4.550 millones de años.
Aprender a leer
La sesión de ayer del congreso, la última, la abrió el biólogo Christian de Duve, premio Nobel de Medicina de 1974, para exponer que unas moléculas aún poco estudiadas, los thioésteres, pudieron jugar un papel de primer orden en el metabolismo de las formas de vida anteriores a la actual. Es la más reciente aplicación de su idea de que las células de los organismos vivos de hoy guardan trazas de las que los precedieron. "Son como un libro que ahora hemos empezado a leer", precisó.
También intervino en la sesión el biólogo mejicano Antonio Lazcano, que intenta igualmente leer en ese mismo libro. Concretamente presentó unas investigaciones en las que compara cadenas de ácido ribonucleico (ARN) de componentes de las tres grandes ramas de la vida existente -arqueobacterias, eubacterias y eucariotas- para tratar de definir características de su ancestro común desaparecido, e ir así hacia atrás en búsqueda del primer ser vivo.
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