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Anthony Hopkins y la cautela emocional

El actor protagoniza el filme 'Shadowlands', basado en la vida del escritor C. S. Lewis

Anthony Hopkins dirige su mirada hacia las ventanas de un viejo edificio de la Universidad de Oxford. Tras sus cristales se esconden las dos habitaciones donde se hospedó. y trabajó el personaje al que da vida en su nueva película: el escritor británico C. S. Lewis. En los años cincuenta Lewis logró celebridad internacional con sus poesías, cuentos infantiles, ensayos religiosos y lecciones de literatura. Pero, también, su inteligencia le llevó a distanciarse de sus colegas de universidad. Sus amigos no se atrevieron a intimar con él. A los 56 años, ninguna mujer había conquistado su corazón. Hopkins, que lo resucita ahora, insiste en su idea de que el actor debe ser cauteloso con las emociones.

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"Lewis no es un hombre difícil, tampoco tiene problemas en relacionarse con la gente. Simplemente, es un personaje muy estudioso que ha elegido estar en contra del mundo", explica Anthony Elopkins aprovechando un descanso del rodaje. "Pero", continúa, "una mujer [Debra Winger aparece en su vida y le perturba un poquito".El profesor británico se resiste a admitir que esa mujer, la poetisa neoyorquina Joy Gresham, se está entremetiendo en sus sentimientos. El amor es una sensación desconocida para un hombre que ha funcionado hasta ahora en su vida con el cerebro más que con el corazón.

Shadowlands (Tierras de sombras), posible título de la película que Richard Attenborough rueda estas semanas en Gran Bretaña, es una historia emocional basada en las vidas privadas de ambos escritores. "No es una biografía", dice Hopkins. "Acordamos que actuaríamos lo más, próximos a nosotros mismos como fuera posible. Yo no me parezco a Lewis, ni lo pretendo, pero hay partes de mí muy cercanas a este hombre. Casi todos los caracteres que he representado tienen aspectos de mi personalidad", afirma este renombrado actor que obtuvo el Oscar en 1992 por su intepretación del personaje Hannibal Lecter en El silencio de los corderos.

En esta ocasión, Anthony Hopkins sugiere su propia "cautela de las emociones" como parte del hilo identificador pero, adoptando quizá la misma reserva de espíritu que caracteriza a Lewis, zanja el tema con un "francamente, no sé. Tan sólo me esfuerzo por sentirme como mi personaje".

Una mutación interior

Anthony Hopkins insiste una y otra vez en que le está "resultando un trabajo muy fácil" interpretar al personaje de Lewis. Para empaparse del carácter de su personaje, el actor se concentró simplemente en el guión. Nada de investigaciones previas y de repasos a los textos escritos por el académico. Él actúa siguiendo los instintos que capta al estudiar el guión.Se trata de la misma técnica que ha aplicado en sus anteriores trabajos cinematográficos: "Tomemos una escena cualquiera. Por ejemplo, la que representa una clase ante los estudiantes, en la que tengo que darles una larga charla", entresaca del guión para explicar su método de preparación: "Lo primero que hago es leer el discurso en voz alta, palabra por palabra, hasta que logro aprenderlo de memoria. Una vez retenido todo el texto, me meto de lleno en el personaje. Y es entonces cuando algo cambia sutilmente en mí y siento que ya estoy preparado, en condiciones de ponerme ante la cámara", concluye.

El guión, que Anthony Hopkins describe como "fuerte, sólido y emocional", más su deseo de volver a trabajar con Richard Atteriborough -su relación profesional comenzó en 1972 con Young Winston y se estrechó en A bridge too far, 1977, Magic, 1978, y recientemente en Chaplin- y la emoción de conocer a Debra Winger fueron pesos sobradamente fuertes en la aceptación de su papel protagonista.

Anthony Hopkins afirma: "La película cuenta una historia que me ha hecho pensar". Y añade: "Creo que eso se debe a que en ella se introducen cuestiones sobre la esencia de la vida y la muerte".

Una breve pausa en su conversación parece advertirle de que debe tomar precauciones y pensar lo que dice, pues está entrando en un terreno resbaladizo y peligroso. Recapacita y prosigue: "Shadowlands introduce un problema que existe aquí, ahora, en este mismo instante: la vida es muerte. Me ha obligado a meditar", insiste, pero ahora se calla y parece no querer profundizar en su pensamiento en este momento.

Tras una serie de representaciones de personajes violentos, sangrientos, excepcionales o distantes, en algunos casos cercanos a lo exagerado o lo caricaturesco, (El hombre elefante, El silencio de los corderos, Howard's end), Lewis permite a Hopkins expresar emociones comunes a todos los hombres. "Tengo que ser muy emotivo", dice, mientras se le ilumina su honda mirada. "Lo hice cuando era joven y poder volver a hacerlo es estupendo".

Amistad y conflicto

Gresham regresa por segunda vez a Inglaterra, ahora para instalarse en Londres con su hijo de nueve años, Douglas (Joseph Mazzello, protagonista de Jurassic Park). La amistad con el profesor culmina en matrimonio, pero también en conflicto y en aflicción: "Ella muere y su desamparado marido se queda aquí, apresado por un dolor y unas dudas terribles", cuenta Anthony Hopkins con un tono de voz profundo."Pero", prosigue el actor,"la película es una afirmación enérgica de la vida". En este momento, Anthony Hopkins vuelve a entrar de lleno en su personaje y comienza a recitar con profundidad párrafos de algunas poesías de Lewis: "Hay luz en la oscuridad, vivimos en las tierras de la sombra ( ... )".

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