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Entrevista:

"Europa debe defenderse del "dumping" social de los países asiáticos"

Victoria Carvajal

La receta de Oliveira para reactivar la economía europea es un híbrido de proteccionismo defendido por Francia y el desmantelamiento del estado del bienestar propuesto por el Reino Unido en la cumbre que los Doce celebraron en Copenhage para buscar una solución al problema del desempleo.

Pregunta. ¿Qué posibilidades de éxito tienen las negociaciones para la liberalización del comercio mundial en el seno del GATT ahora que las economías occidentales están atravesando una dura crisis económica? ¿Comparte la posición francesa de aumentar el proteccionismo o la británica de liberalizar los mercados reduciendo la protección social?

Respuesta. En el GATT es mejor obtener un buen acuerdo ya que un óptimo acuerdo no tiene fecha y ahora que la recesión se prolonga hay más urgencia de lograrlo. Pero para ello es necesario un gran realismo. Por ejemplo, en el contencioso agrícola entre la Comunidad Europea y Estados Unidos no se entendió que Europa tenía un límite de concesiones, no ya por razones económicas sino culturales, de valores profundos. Lo que está claro es que no hay free trade [libre comercio] sin fair trade [comercio leal]. Es más fácil hacer concesiones de acceso a los mercados, si tenemos garantía de que las prácticas comerciales son leales. Esto tiene mucho que ver con la propuesta de Francia de establecer mecanismos de defensa interna de la CE en relación a terceros.

P. Entonces ¿Portugal apoya a Francia?

R. Es necesario que la CE establezca sus mecanismos propios de defensa para garantizar la lealtad de los intercambios comerciales y evitar el dumping social, industrial y monetario que muchos países realizan, especialmente los países asiáticos. Nosostros apoyamos a Francia en esa pretensión.

P. ¿Cómo se concretan esos mecanismos de defensa?

R. Debería agilizarse la vigilancia sobre las prácticas de dumping que distorsionan la competencia. El GATT no es eficaz a la hora de dar una respuesta y ello crea una vulnerabilidad enorme a los afectados. La CE debería asegurar este tipo de mecanismos de actuación inmediata, como lo hacen Estados Unidos y Japón para proteger sus industrias. Una vez que nos aseguraramos que la industria europea compite en las condiciones correctas podemos abrir los mercados.

P. ¿Significa esto una vuelta al proteccionismo?

R. Aunque Europa ya no es líder en la manufacturación, tiene a su favor la Investigación y Desarrollo, la innovación y el diseño, de un valor intangible muy importante, que le cuesta muchos recursos financieros y humanos. Pero hoy en día, con las prácticas desleales de comercio, cualquiera puede usar este trabajo hecho por los países más desarrollados. Con ello, no sólo la competencia no se realiza de, acuerdo con las reglas de lealtad, sino que los costes de producción . de otros países menos desarrolados pueden ser sustancialmente más bajos y hacen imposible sostener la industria de los países más desarrollados. Esto crea un problema grande de desempleo. Hay que asegurarse de que todos cumplen las reglas y después cada uno usar las ventajas comparativas.

P. ¿Es este el origen de la crisis europea?

R. Es, desde luego, una crisis de pérdida estructural de competitividad debida en gran parte a costes sociales muy elevados y a un desarrollo insuficiente de innovación tecnológica. Europa es competitiva en aquellos mercados donde se demanda un valor añadido. Si es sólo por el coste de producción, no tenemos posibilidad de competir.

P. ¿Qué propone entonces?

R. Tenemos que trabajar en un modelo nuevo de crecimiento que tenga en cuenta la economía abierta en la que estamos. Hay que favorecer la inversión productiva y no tanto las inversiones especulativas en sectores no productivos como ha ocurrido en los ochenta en EE UU y Europa. No hay crecimiento sostenible sin una industria fuerte y competitiva y un sector exportador dinámico. Esta idea de retorno a la base conducirá, a lo mejor, a crecimientos muy moderados, pero sin duda más sostenibles. Obligará, además, a una gran concertación entre poderes públicos, empresariales y sindicales.

P. ¿Afectará este nuevo modelo al estado del bienestar tan arraigado en Europa?R. Sí, hay que reconsiderar el modelo del estado del bienestar. Yo creo que tenemos que ser realistas. Creo que a lo mejor en estos momentos hemos alcanzado, en términos de competitividad, el límite de lo sostenible en bienestar social y rigidez del mercado de trabajo. Y el coste está siendo precisamente el desempleo.

P. Ante la clara superioridad de los países asiáticos en la manufactura y la competitividad de los países del tercer mundo en productos agrícolas, ¿cuál es la industria del futuro para Europa?

R. No nos podemos quedar parados sin tener una actitud creativa constante. La industria del próximo siglo será fundamentalemente brainintensive [intensiva en creatividad] y debemos estar preparados para ello. Esto significa que las empresas deben innovar desde ahora. La propuesta de Delors [presidente de la Comisión Europea] de aumentar el presupuesto comunitario para apoyar la investigación es un punto muy importante.

P. ¿Qué base industrial tirará mientras tanto del empleo?

R. Las industrias tanto de alta tecnología como las tradicionales que tengan valor añadido y que respondan a las exigencias de un consumidor más sofisticado.

P. ¿Y en el caso de España y Portugal?

R. Mi estado de ánimo es muy positivo en relación a la respuesta que los países de la CE y en particular los ibéricos puedan dar a los nuevos retos. En el contexto internacional, nuestros países siguen siendo atractivos a la inversión extranjera por las condiciones todavía ventajosas de los costes e producción. Además, contamos con unas infraestructuras modernizadas y una mano de obra cualificada. En muchas conversaciones mantenidas con empresarios europeos, me dicen que Portugal puede ser la nueva la nueva Corea del Sur europea. Si conseguimos divulgar estas ventajas, creo que el futuro de Portugal y España es muy prometedor porque una gran parte de la produción europea tendrá en nuestros países un lugar preferencial de localización.

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