Una cita sin trascendencia para la construcción europea

Felipe González acude hoy a la cumbre europea de Copenhague con la. tranquilidad de que es una reunión de transición que no pasará a la historia de la construcción europea, pero en la que no conviene bajar la guardia para evitar sorpresas desagradables.El presidente del Gobierno en funciones participará primero hoy, junto con el secretario de Organización del PSOE, Txiqui Benegas, en un encuentro de los dirigentes socialistas previo al Consejo Europeo y mañana asistirá a la reunión con sus homólogos comunitarios.

La lucha contra el paro, que puede: alcanzar a 20 millones de personas en 1994, es el tema clave en la agenda de la cumbre. Jacques Delors, presidente de la Comisión Europea, expondrá sus ideas para combatirlo, consistentes en rebajar las contribuciones sociales, sin recortar los pilares básicos del Estado de bienestar, y fomentar la rotación en los puestos de trabajo.

Sin estar en desacuerdo, González cree, y así se lo manifestó el viernes en Moncloa al primer ministro danés, Poul Nyrup Rasmussen, que hay tal urgencia que es imprescindible adoptar medidas coordinadas de fomento del empleo a corto plazo. Es necesario dar un impulso común, comentó el presidente español a su huésped, con una inmediata repercusión en los presupuestos nacionales, pero sin perder de vista los criterios de convergencia requeridos para rematar la Unión Monetaria en 1997.

Los colaboradores del presidente suelen redactar antes de cada cumbre un documento, que llaman las minas, en el que señalan las posibles trampas que la presidencia, en este caso la danesa, puede colocar a sus socios. Rasmussen ha renunciado, en principio, a formular una propuesta de reparto de las nuevas sedes comunitarias por crear, a pesar de que sondeó a González sobre su disposición a acoger en Madrid la Oficina de Marcas. No se descarta que, finalmente, coloque sobre el tapete un compromiso que España se vería obligada a rechazar.

Tres instituciones

De las tres instituciones a las que España ha presentado su candidatura -Agencia de Medio Ambiente, Agencia de Medicamentos y Oficina de Marcas-, la que pareció ofrecer Rasmussen es la menos; atractiva. Con ese ofrecimiento, Dinamarca intentaría quedarse con la Agencia del Medio Ambiente, mientras que la de Medicamentos iría a parar a Londres, que renunciaría, a cambio, al Instituto Monetario Europeo, cuya sede sería Francfort. Antes de que se oponga España, el Reino Unido, casi con toda seguridad, vetará esta propuesta si Rasmussen la presenta.

Para zanjar este reparto y para reactivar la estancada construcción europea será, probablemente, necesario esperar a la cumbre extraordinaria de octubre, después de que el Reino Unido haya ratificado Maastricht.