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Crítica:ROCK
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Apabullante

La segunda gira española de Living Colour convocó a un considerable grupo de espectadores en una semana especialmente densa en acontecimientos musicales. Tiene esta banda neoyorquina estimulantes atractivos para vencer la dura competencia de estos días intensos pero peligrosos para el bolsillo. Para la historia queda el galardón de "primera banda negra que se atreve con el rock duro". El guitarrista Vernon Reid, caudillo musical e ideológico, afirma que su generación ha asumido el rock como algo propio y natural. La banda que encabeza probablemente no sea la primera en su género, aunque sí la punta de lanza que ha eliminado fronteras y prejuicios musicales. En ese sentido, la labor de Living Colour es soberana.Las dos primeras obras discográficas de este emblemático grupo fundían funk y rock con un balance soberbio. En el reciente Stain, la mano se les ha, ido por el lado más agresivo y más cercano a su enérgica puesta en escena. Sobre las tablas, el cuarteto de color rinde escaso honor a los matices bailables para centrarse en una descarga de máxima pegada. A pocos sorprendió que los más revoltosos aficionados realizaran breves incursiones en el escenario para luego zambullirse entre las primeras filas. Un impresionante y persuasivo miembro del equipo de seguridad trató de impedir el bullicio pero finalmente hasta el propio vocalista Corey Glover participó del juego. En Go away o Timeis up, Living Colour se introducen en el hardcore como si tal cosa. La faceta amansada de su repertorio apenas tuvo representación en Nothingness y el excepcional Love rears it's ugly head. El recuerdo para aquel rupturista debú de 1988 tomó forma en Cult of personality.

Living Colour

Corey Glover (voz), Vernon Reid (guitarra), Doug Wimbish (bajo), William Calhoun (batería). 1.400 espectadores. Precio: 2.500 pesetas. Aqualung Universal. Madrid, 15 de junio.

Los cerca de noventa minutos de intensa representación rockera complacieron a una audiencia variopinta que acepta sin reservas la música ardorosa y reivindicativa de Living Colour. La guitarra de Reid justificó el prestigio que le acompaña. Se permite escasas filigranas y se concentra en encauzar la contundencia de la banda con un sonido recio. El nuevo bajista Doug Wimbish, colaborador en el último album de Mick Jagger, se ha acoplado a la perfección. Individualmente, los cuatro músicos también dan la talla. La excepcional oferta de esta fundamental banda se transforma en torbellino cuando toma contacto con el sudor del local. En directo apabullan: se trata de practicar lo que se predica. Cuestión de coherencia.

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