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Enfrentamientos en la comunidad científica por la reestructuración del CSIC

La reestructuración del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, el mayor organismo público de investigación de España, con más de 2.000 profesionales en su nómina, amenaza con convertirse en un culebrón del que nadie puede aventurar su final. A los problemas y debates internos que precedieron la aprobación definitiva de su nuevo reglamento interno se le añaden las quejas de algunos que discrepan de la forma en que se lleva a cabo la reorganización del organismo.

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Expertos "a la greña"

Uno de los institutos a los que el CSIC va a quitar la subvención es el de Zootecnia (IZ), en Córdoba, un centro mixto de investigación agropecuaria que hasta la fecha ha funcionado mediante un convenio entre la Universidad de Córdoba y el Consejo.En opinión de Diego Jordano, que fue director del IZ hasta 1986, la comisión que evaluó los méritos científicos del instituto "era incompetente para emitir Juicios en el campo de la zootecnia, pues estaba compuesta por un parasitólogo y dos expertos en nutrición que ni siquiera visitaron el centro ni la finca experimental. Además, estuvo coordinada por el profesor Jiménez Díaz, quien es miembro del Instituto de Estudios Sociales Avanzados de Andalucía, organismo que va a recibir las plazas de investigadores que se le van a quitar al IZ".

Escasa relevancia

Para José María Mato, presidente del CSIC, el del instituto cordobés es un caso claro de organismo con escasa relevancia investigadora, por lo que el Consejo, en su línea de reagrupar esfuerzos, decidió suspender la subvención y asignar los tres investigadores que tenía en el IZ a centros de otras especialidades.El enfrentamiento más llamativo -por el tamaño del centro y por el peso específico que tiene dentro del Consejo- es el del Centro de Investigaciones Biológicas (CIB), en el que una comisión de evaluación científica formada por expertos extranjeros recomendó, entre otros aspectos, la reagrupación de la entidad en sólo seis departamentos, en los que se redistribuían a los 14 investigadores cuyas áreas de trabajo iban a desaparecer.

Al iniciarse ahora la reforma, la respuesta de los afectados no se ha hecho esperar, y por medio de Ernesto García López, presidente de la Asociación de Personal Investigador (API), una agrupación profesional que engloba a parte de los investigadores del CSIC, se ha denunciado que "la comisión de evaluación estuvo formada por amigos extranjeros del anterior presidente escogidos a dedo", y que en tan sólo 48 horas pasó revista a todas las líneas de investigación de 90 científicos, sin dedicar más de 20 minutos a cada uno de ellos.

Para López, las razones son más políticas que técnicas, y afirma que, en contra de lo que dijo la comisión, varios de los 14 afectados tienen proyectos de investigación en marcha.

En la otra trinchera, algunos miembros del llamado sector conservador del CIB denuncian que el problema radica en que muchos investigadores están empeñados en mantener al Centro en la mediocridad, para que no se note quién es bueno o malo.

Otro centro del CSIC con conflictos recientes en la dirección es el Instituto de Ciencias de la Construcción Eduardo Torroja (ICCET), donde el pasado mes de marzo fueron cesados el director y el director adjunto, Rafael Blázquez y Miguel Herraiz. El cese, fulminante, según sus palabras, les fue comunicado verbalmente por el vicepresidente del CSIC.

Según Mato, Blázquez y Herraiz fueron contratados para la dirección durante la presidencia de Emilio Muñoz en el CSIC, y "es normal la sustitución de los directores de los centros cada, tres o cuatro años".El equipo cesado destaca las caracteristicas particulares del c entro, su interrelación necesaria con la ingeniería y la arquitectura, y la dificultad que supone juzgar la labor de sus investigadores sólo por los baremos aplicados normalmente a la investigación básica. Denuncian también el es trangulamiento económico y en personal del centro.

Mato afirma que en el CSIC se valoran tanto las publicaciones como los proyectos y las patentes. "Es preciso impulsar la investigación básica y el desarrollo tecnológico y separarla de la rutina de servicios a la industria", dice.

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