_
_
_
_
DIA MUNDIAL DEL MEDIO AMBIENTE

Estados Unidos firma el Tratado de Biodiversidad cuando se cumple un año de la Cumbre de la Tierra

Se cumple ahora un año desde que 160 jefes de Estado se reunieron en un aparatoso palacio de congresos en las afueras de Río de Janeiro, protegidos por el Ejército brasileño, para inaugurar una nueva era mundial de mayor conciencia medioambiental. El balance, que coincide con la celebración del Día Mundial del Medio Ambiente, es pobre, en un ambiente de parálisis, afectado por la crisis económica. Ayer, sin embargo, el presidente Clinton hizo coincidir el aniversario con la firma por parte de Estados Unidos del Tratado de Biodiversidad, a lo que su antecesor Bush se había negado, lo que puede dar un nuevo impulso al espíritu de Río.

Más información
Unos frutos todavía verdes

"No es un secreto que Estados Unidos tiene aún reparos a aspectos concretos de este tratado", señaló la embajadora estadounidense en la ONU, Madeleine Albright, tras firmar el Tratado sobre Biodiversidad ayer en la sede de Nueva York, informa Reuter. "Pero hemos decidido que es mejor firmarlo y jugar un papel de liderazgo en la política internacional en este campo".En el año transcurrido desde la Cumbre de la Tierra, la puesta en marcha de los mecanismos financieros que permitan empezar a cubrir las necesidades expuestas en Río ha sido especialmente lenta, en el marco de una crisis económica que afecta a los paises donantes, mientras chirría la mastodéntica maquinaria de la ONU intentando adaptarse a las nuevas directrices.

En Brasil, el presidente Fernando Collor de Melo, que vivió sus días de mayor gloria internacional durante la conferencia, cayó pocos meses después acusado de corrupción y el nuevo Gobierno está siendo ampliamente criticado por la falta de acción sobre una zona especialmente importante para el equilibrio mundial como es la amazónica. "Hemos perdido totalmente el control en el último año sobre la explotación forestal del Amazonas", ha dicho Jaime Tadeo, ingeniero forestal de un organismo público. Proyectos medioambientales a financiar con recursos internacionales duermen en los cajones de los burócratas de Brasilia, esperando una formulación adecuada o los fondos exigidos en contrapartida, informa Ricardo Soca.

En Indonesia, la segunda reserva mundial de bosque tropical tras la Amazonia, las cosas no van mejor. Un informe confidencial del Banco Mundial, conocido el pasado miércoles, señala que el ritmo de explotación de los bosques es un 50% más elevado que el que permitiría su conservación. El Gobierno indonesio ha señalado repetidamente que no puede mantener sus bosques sin ayuda financiera, dada la situación del país, con una población de 160 millones de habitantes y un rápido ritmo de crecimiento económico.

Tomás Azcárate, el español que preside desde hace unos meses el programa Hombre y Biosfera de la Unesco, lo dice bien claro: "Estoy disgustado por el ritmo tan lento al que van las operaciones internacionales medioambientales". En el debe cita las pocas ratificaciones de los tratados adoptados en Río y las precarias condiciones de los secretariados de los tratados sobre biodiversidad y sobre cambios climáticos. "La situación es confusa y avanza muy lentamente", resume. "No se trata sólo de implementar los instrumentos que surgieron en Río sino de cambiar la filosofia global".

En esta confusión juega un papel importante la lucha por el poder dentro de la ONU, que intenta digerir lo emanado de Río para ponerlo en marcha. Sus organizaciones, desde la de Alimentación y Agricultura (FAO) hasta los programas para el Medio Ambiente (PNUMA) y el Desarrollo (PNUD) o la Organización Meteorológica Mundial (OMM), optan a un reparto de competencias que irá acompañado de fondos y todos quieren erigirse en paladines del desarrollo sostenible, el concepto clave emergente de la Cumbre de la Tierra. Pero hay todavía muy poco dinero a repartir.

El cambio más visible se está dando en el PNUMA, cuya nueva directora general, la canadiense Elizabeth Dowdeswell, se ha quejado ya de que los países desarrollados han incumplido los compromisos de Río.

Técnicas no contaminantes

Los problemas económicos van a ser el principal impedimento para la aplicación del Tratado sobre Cambios Climáticos, según su secretario, Michael Zammit Cutajar. Estimó Cutajar el pasado miércoles que se precisan entre 3.000 y 4.000 millones de dólares para adoptar técnicas no contaminantes en la producción agrícola e industrial, especialmente en los países en desarrollo, informa Ana Fernández desde Ginebra. Cutajar señaló como positivo el cambio de actitud del Gobierno de EE UU, país que en Río impidió que en el tratado se fijaran límites concretos para las emisiones.

El problema del dinero

En el centro de la financiación internacional del medio ambiente estará probablemente el Global Environmental Facility (GEF), el fondo creado de forma experimental en 1990 por el Banco Mundial y los programas de Naciones Unidas para el medio ambiente y el desarrollo, que emergió de la Cumbre de Río como el instrumento preferido por los Gobiernos. Sin embargo, esta decisión estuvo condicionada a la reestructuración del GEF, pedida por los países en desarrollo y que ha sido discutida en una reunión en Pekín a finales de mayo, aunque no se tomará la decisión final hasta diciembre de este año.Fuentes del Banco Mundial indican que los países donantes han establecido el objetivo de reunir de 2.000 a 3.000 millones de dólares para la segunda fase de tres años del GEF a partir de julio de 1994, pero sin compromisos financieros concretos. Durante la fase piloto del GEIF (1991 a 1993) se van a distribuir 1.300 millones de dólares., Pero el volumen manejado por el GEF es muy pequeño comparado con el del Banco Mundial, que ha aumentado mucho desde Río los fondos para proyectos medioambientales, además de revisar el impacto ambiental de todos los proyectos presentados, según explica Dennis Mahar, jefe de división del medio, ambiente para Latinoamérica. En esta región concreta, el 40% de los préstamos del Banco Mundial fueron en 1992 para proyectos medioambientales.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_