Los visillos de la catedral

Vestir toda una catedral a las puertas del siglo XXI es una tarea dura, y el encargado de la decoración lleva dos meses sin dormir apenas. Le compensa lo exquisito de las piezas, en su mayoría de estilo barroco madrileño, que proceden de donaciones particulares, de otras iglesias, como la de San isidro, y del Museo del Prado. Las 10 capillas vendidas a instituciones religiosas todavía estarán desnudas cuando el 15 de junio el Papa consagre la Almudena.

"Es como amueblar una casa", dice José Félix de Vicente, director de patrimonio del Arzobispado de Madrid y el sacerdote encargado de vestir la catedral. "Sólo que aquí contaremos con los enseres más extraordinarios", puntualiza. De Vicente hace las cosas despacio.Hace seis o siete años comenzó a seleccionar obras de arte para la Almudena y a pedir subvenciones para restaurarlas. El enser de la casa que más le gusta es el Cristo del siglo XVII, uno de los mejores que esculpió Juan de Mesa, y que preside la nave central. El madero donde se apoya -cinco metros de cedro- fue tallado por un famoso imaginero sevillano.

El Cristo se había chamuscado durante un incendio en la guerra civil y apareció en un rincón olvidado de la catedral de San Isidro, que perderá su título en junio para ser sólo colegiata.

Desnudar a un santo.

Del mismo templo proceden las imágenes de san Isidro Labrador y santa María de la Cabeza, que serán instaladas en la única capilla "gratuita" de la catedral. También se llevarán la imagen de la Virgen de la Almudena, para colocarla con el retablo de Juan de Borgoña, que ya ocupa su lugar a la derecha del crucero. De Vicente aclara que no van a desnudar San Isidro para vestir la Almudena: se sustituirán los objetos robados por otros igualmente valiosos. Lo que no se van a llevar es el cuerpo del patrono de Madrid, aunque sí habrá una reliquia de o cerca de la Virgen.

El resto de las capillas (otras 12) están siendo adjudicadas a órdenes e instituciones religiosas: Opus Dei, adoratrices, teresianas e Instituto Neocatecumeal, entre otros. Todavía quedan dos por vender -al precio de 30 o 40 millones de pesetas- y todas por decorar. Los dirigentes del Opus no han decidido aún qué tipo de imagen representará a su fundador, el recientemente beatificado monseñor Escrivá de Balaguer: un cuadro, una escultura o un mosaico.

La joya más antigua que decorará el templo, que tardó más de un siglo en terminarse, es un arca mosaica del siglo XIII constrida en madera de pino y revestida de cuero repujado que regaló el rey Alfonso VIII al santo labrador tras la batalla de Las Navas de Tolosa. "Habrá que ponerla bajo palio", dice De Vicente.

Procesión a la sevillana

El decorador de la catedral va en persona a las tiendas a elegir los terciopelos y ricas telas que hacen más acogedoras las naves todavía vacías. Un enorme cuadro de Francisco de Ricci, El expolio de Cristo, dejó los almacenes del Museo del Prado para decorar el fondo del presbiterio, cuyo suelo cubre una impresionante alfombra antigua de 40 metros cuadrados. Detrás, un grupo escultórico de Juan de Ávalos que representa al Crucificado y dos plañideras.

La imagen de la Almudena será trasladada en una procesión "impresionante", en palabras del director de patrimonio, un sevillano que quiere trasladar a Madrid parte de la tradición de su tierra. "No tiene precedentes en Madrid una procesión como ésta", dice De Vicente. Tras una misa solemne, la Patrona de los madrileños viajará a hombros de costaleros el día 10 de junio por la tarde desde San Isidro a la Almudena, después de recibir honores en la plaza de la Villa y en la Capitanía General.